Vacaciones

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Narrador P.O.V

Hermione seguía sin moverse, ¿qué debía pensar respecto a lo que acababa de suceder? Malfoy le había dicho que se alejaría de ella porque no quería tener problemas con Ginny. Su amiga ya tendría que darle una explicación por lo que hizo.

—¡Aquí estás! –habló Cormac– Te estaba buscando, ¿estás bien?

—¡Sí! –respondió algo sobresaltada– Es solo que... –hablaba nerviosa– me pareció ver a alguien por aquí.

—Quizás fue tu imaginación. ¿Volvemos al baile?

—Claro.

Así nuevamente partieron rumbo a la fiesta. Al llegar estaba sonando una melodía lenta y ambos comenzaron a bailar.

—¿Qué te sucede? Estás muy extraña.

—No pasa nada Cormac. Solo estoy cansada, ya sabes, el arreglarse y todo eso.

El chico asintió mientras la giraba y comenzaba a reír. De repente se acercó más de la cuenta y le robó un beso. La castaña estaba sorprendida. Cierto rubio salió echando humo por las narices. El niño que vivió y su novia no podían creer lo que veían. Hasta el mismísimo Ron quedó impactado al ver la escena. Éste último se acercó muy furioso.

—¿Así que ahora estás con éste? –preguntó enojado.

—¡Ronald! –exclamó Padma.

—¿Qué te crees Weasley? –habló Mclaggen.

—¡Basta todo el mundo! –todos se callaron– ¿Quién eres tú Ronald para reclamar? Y tú Mclaggen, eres un idiota.

La chica estaba molesta así que se fue, dejando a todo el mundo con la palabra en la boca. Iba caminando por los pasillos, pero no sabía a dónde ir, ¿su habitación o la torre de astronomía? Optó por la primera, solo quería descansar. Mañana volvería con sus padres y se olvidaría de todos los problemas que la perseguían desde que empezó el sexto curso.

Su habitación era un desastre, no tuvo tiempo de ordenar antes de irse al baile. Y más desastroso quedó cuando desparramó sus ropas; su vestido quedó en una parte, los accesorios en otro, desarmó su peinado y al ponerse la pijama apagó las luces y se quedó pensando.

Mientras tanto en el comedor, la fiesta seguía; Harry bailaba con Ginny, Neville y Luna, Cormac había conseguido pareja nueva y Ron aún discutía con Padma por lo sucedido minutos atrás. De a poco todos comenzaron a retirarse ya que, a la mañana siguiente debían volver a sus hogares.

Hermione quien ya estaba por caer en los brazos de Morfeo, metió su mano bajo la almohada para estar más cómoda, pero se encontró con un sobre que contenía una carta.

—Lumos. –susurró mientras la abría y comenzaba a leer.

Granger:

Lo que dije en el pasillo ha sido cierto. Me alejaré de ti porque no puedo siquiera contenerme cuando te veo. Provocaste en mí cosas que jamás he experimentado con una chica. Espero que seas feliz junto al idiota de Mclaggen. Ten unas buenas vacaciones.

D.M.

pd: para cuando te vea espero haber podido olvidarte.

La chica quedó tan impresionada, no sabía qué pensar, ¿por qué se estaba despidiendo? O sea, sabía la razón pero no quería que se alejara; no ahora cuando comenzaba a sentir algo que posiblemente no era odio. Pensando en aquella carta, más una lágrima traicionera se quedó profundamente dormida.

A la mañana siguiente...

Todos se levantaron con energía. Ese día volverían a sus respectivos hogares a pasar las fiestas; tendrían casi un mes para disfrutar. Durante el desayuno la mayoría estaba con una gran sonrisa otros, estaban con cara de no querer levantarse.

Harry Potter llegó acompañado de su novia cuando a lo lejos divisó una melena castaña. Se acercó sigilosamente para asustarla pero cuando estaba a punto de hacerlo llegó Ron corriendo.

—¡Chicos! –habló agitado– Debemos hablar.

—¡Diablos! –exclamó el azabache al no poder cumplir con su misión.

—Oh no. –saltó Hermione– No después de lo que pasó anoche.

—Vamos Herms –suplicó– También incluye a estos dos.

—Bien. –todos se sentaron.

La castaña lanzó una mirada a la mesa de las serpientes pero no encontró a su objetivo.

—Mamá quiere que todos estemos juntos en navidad.

—Eso lo sabemos –debatió su hermana como si fuera lo más obvio.

—Sabes que de todas maneras iría –agregó Harry.

—Yo iré después, quiero estar con mis padres.

—¡Por Merlín dejen hablar! –exclamó desesperado– Mamá quiere que estemos "todos" –dijo lo último entre comillas– lo que significa que también están invitados tus padres Herms.

La castaña sonrió feliz, nunca había pensado pasar las vacaciones con sus padres y los Weasley. Sería fenomenal.

—Me parece una excelente idea. –respondió– En cuanto llegue les diré a mis padres.

—Por cierto –agregó el pelirrojo– perdón por lo de anoche.

—Está bien, no le des tanta importancia. –el chico asintió.

—Hermione –gritó Ginny– de mi no te libras estas vacaciones. –todos rieron.

Así, luego de charlar un rato más partieron rumbo a los carruajes que los conducirían a Hogsmeade para tomar el expreso a la estación 9¾. La castaña a lo lejos sintió como alguien la observaba, al mirar a un lado se dio cuenta que cierto rubio la miraba con cierto dolor. Estaba acompañado de sus amigos y la estúpida de su novia.

Al subir al tren buscaron un compartimento, al abrir uno se encontraron con Luna y Neville.

—Los estábamos esperando –habló la rubia con su peculiar tono de voz.

—Gracias –dijeron al unísono.

Poco a poco, el tren comenzó a llenarse y en cuanto dieron las once partió rumbo a
King Cross. Al principio todos iban en silencio pero minutos más tarde todos alardeaban sobre lo que sería su navidad en conjunto a sus familias. Después de horas de viaje llegaron a su destino en donde estaba lleno de padres que esperaban con ansias el regreso de sus hijos. Los últimos en bajar fueron el trío de oro; habían quedado de pasar juntos las fiestas y eso era lo que más esperaban.

La gran mayoría había regresado a sus hogares excepto nuestra querida chica misteriosa. Estaba repasando su plan que lo llevaría a cabo en un par de días más. Había decidido lanzar todas sus cartas al juego y no había nada ni nadie que pudiera perturbar su nueva misión. Ahora que todos estarían fuera de Hogwarts sería más fácil terminar con todo de una vez. Después de todo, las vacaciones recién comenzaban...

    

La profecía (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora