Siguiendo las pistas (parte 1)

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Narrador P.O.V

El tiempo pasa tan rápido, que no nos damos cuenta de cómo la vida pasa frente a nuestros ojos a toda velocidad. No nos detenemos a disfrutar de las pequeñas cosas porque andamos pendientes de cosas tan irrelevantes, de cosas tan banales, que perdemos el tiempo; se nos escapa de nuestras manos.

Cada quien trata de sobrevivir como puede, trata de levantarse a pesar de las miles de adversidades que surgen en este largo camino que es la vida. Lo que más llama la atención, es ver cómo nos vamos desligando de las personas y también de las cosas que solíamos disfrutar. Nos aislamos en una especie de burbuja personal en la cual, no dejamos que nadie entre a invadir nuestro espacio.

¿En qué momento pedimos ayuda? ¿Cuando ya hemos tocado fondo? ¿Cuando ya no hay salida?

**
Draco miraba distraídamente por la ventana del cuarto de hospital, los días habían corrido sin ninguna compasión. Su madre había sido atacada nuevamente pero esta vez, sus recuerdos fueron modificados, para desgracia de todos.

Se sentía tan frustrado y decepcionado. Deseaba de todo corazón encontrar a quien estaba haciendo todo esto. Se sentía tan cansado mentalmente que al cerrar los ojos, los recuerdos de aquel día llegaron a él.

Flash back

—Hijo, tu madre quiere verte. –había comentado su padre.

—Iré enseguida. Te veo allá. –contestó.

Lucius asintió y salió de la habitación sin preámbulos. El chico se tomó su tiempo, aún estaba cansado. Se dirigió al baño y se miró en el espejo, las ojeras insinuaban que no había dormido lo suficiente, por lo que lavó su rostro y se encaminó hasta donde se encontraba su madre.

Iba a paso lento, sin prisas, mirando a su alrededor. De la nada, un grupo de aurores pasaron por su lado corriendo en dirección a la habitación en donde se encontraba su madre.

El chico se sobresaltó, ¿qué había pasado ahora? Corrió con todas las fuerzas que tenía y se detuvo de golpe cuando vio que sacaban a su padre en una camilla.

—¿Qué demonios? –cuestionó al aire.

Vio que el ministro se acercaba a él con cara de afligido. Se negaba a la posibilidad de que algo malo le hubiera pasado a sus padres.

—Señor Malfoy –saludó Kingsley Shacklebolt.

—¿Qué... sucedió? –preguntó, sin siquiera contestar el saludo.

—Han entrado a la habitación de su madre a borrarle la memoria. –contestó.

—¿Y qué pasó con mi padre?

—Al parecer no alcanzó a protegerse de un expelliarmus.

El chico explotó al escuchar eso.

—¿CÓMO ES POSIBLE QUE SEAN TAN INCOMPETENTES? –gritó.

—Por favor, señor Malfoy entienda que...

—¡QUÉ QUIERE QUE ENTIENDA! –interrumpió al hombre– ¿QUIERE QUE LO FELICITE POR EL GRAN TRABAJO QUE HICIERON AL VELAR POR LA SEGURIDAD DE MI MADRE?

El hombre guardó silencio unos momentos. Entendía la furia que tenía el joven, entendía que fue negligencia del ministerio que le hayan borrado los recuerdos a una testigo clave.

—Lamento todo esto... –se disculpó– Si hay algo que pueda hacer...

—Retirarse y buscar a quién hizo esto. –espetó interrumpiendo nuevamente al ministro.

La profecía (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora