01.

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Ahí estaba él de nuevo, seis y treinta de la tarde en la mesa número nueve, extremo derecho.

Desde que entré a trabajar a este lugar, este chico viene todos los días. No digo que me moleste, solo me da curiosidad. El nunca parece tener hambre, nunca ordena nada.

-        ¿Se le ofrece algo joven? - La misma pregunta de cada día volvía a repetirla. Hasta ya tenía mi horario. El no se inmuto, simplemente siguió haciendo esos extraños movimientos con las manos, y su mirada perdida en algún punto fijo de la mesa. "Si necesita algo, solo avíseme." Susurré. Rendida por este extraño sujeto.

Hace cinco meses entré a trabajar en nando's, era un lugar super acogedor, y me sentí en casa enseguida.

Era bastante extraño que desde que pise este lugar el no ha faltado ningún día. Y no quiero sonar como si fuera una chica a la que su autoestima se le resbala por los poros, pero el parece estar un poco obsesionado conmigo.

No, eso es gracioso. Nadie podría estar obsesionado conmigo.

 Igual, se me hacía muy extraño. No era que el chico no fuera bonito, en realidad, lo era. Media mas o menos uno setenta o algo así, ojos con un azul potente, cabello entre rubio y castaño, con un corte moderno y peculiar. Labios finos y rosados, un rostro suave y con un leve dejo de miedo.

Tal vez solo es mi imaginación.

-       Ethan, ya me voy.-Me despedí de mi querido compañero de trabajo. Eran las casi las ocho. Mi turno había acabado.

-       Hey, si esperas cinco minutos, te acompaño a casa. - Ofreció Ethan poniendo en sus ojos ese brillo al que era imposible decirle que no.

-       Ett, no te molestes. Puedo caminar sola - Dije evitando tener contacto con esos enormes ojos verdes.

-       O capaz deseas que te acompañe tu amigo el solitario. -Dijo Ethan observando con gracia la mesa nueve, en la que se encontraba el extraño chico.

-       Ethan no seas estúpido, -suspiré- solo apresúrate. –Dije rendida, sentándome en una de las mesas vacías que había cerca.

 Ethan me dirigió su sonrisa deslumbrante en forma de agradecimiento, ¿por qué yo no puedo tener una sonrisa tan bonita?

Me senté en una de las sillas cerca de la caja, intenté juguetear con mis pulseras. ¡Ethan se estaba demorando toda una vida!

Mi mirada sin querer se dirigía hacia este extraño sujeto. El pequeño restaurante estaba vacío, eso causaba que su presencia se distinguiera mucho más.

Se mantenía en la misma posición todo el tiempo, cabeza gacha, hombros tensos, manos sobre la mesa, haciendo extraños movimientos hacia delante y atrás. Eran leves, nada muy brusco. A veces tomaba de su cabello, creo que hacía eso cuando estaba nervioso.

-       ¿nos vamos? O ¿seguirás observando al chico raro? –Me reclamo Ethan.

-       No estaba mirando a nadie, tonto. Ya vámonos –Dije empujándolo hacia la salida.

Al salir del lugar el frio aire de Londres me invadió por completo. Es una de las cosas por las que me mude a Londres.

-       Maldito clima londinense –Dijo Ethan subiendo el cuello de su grueso abrigo negro.

-       No es tan malo Ett, no seas gruñón –Le dije divertida.

-       Hey, yo no soy tan extraño como tú. A mí me agrada lo cálido, cariño.

-       A ti te agradan las mujeres cálidas. –Dije riendo.

-       Por supuesto, o si no, Londres no sería tan divertido –Dijo sin la mas mínima vergüenza. No cambiará- Cambiando de tema, ¿hoy si te habló tu amigo el raro?

 Por un momento pensé que hablaría en serio.

-       No le digas así –Lo golpee en el hombro- Quizás el chico es tímido... y no lo hizo.

-       ¡Tímido! Dios, Sophie cuatro meses siendo tímido es demasiado. –Dijo Ethan elevando demasiado la voz.

-       Uh, Ett no es necesario que grites, cielo –Dije irónica-tal vez, no lo sé, simplemente no desea pedir nada.

-       En ese caso, debería tener la mínima educación de decir: ''No gracias, no quiero nada por ahora'' ¿no crees?Dijo Ethan en un susurro- y de todas formas ¡¿quién va a un restaurante y no pide nada?!

-       No exageres. Y dejemos de hablar de este tema, enserio me estresa.Hice parar un taxi- A Hampshire con Colchester Por favor. –El taxista me miró extrañado.

-       ¡Tú eres la que siempre habla de él, y lo incómodamente-especial que te hace sentir!

-       ¿Incómodamente-Especial? –Pregunté sorprendida, y curiosa. ¿Cómo se le ocurrían esas cosas?

-       Por favor Soph no creas que no noto como lo miras Abrí excesivamente mis ojos. Enserio que no lo entiendo- Él, más allá de que sientas curiosidad, te gusta... o bueno, te atrae.

 Este chico me va a matar de un paro cardiaco. 

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora