Capitulo veinticinco:

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Los gritos se escuchaban lejanos. No comprendía cómo en último momento se enteraron de que estaba acá.

Como sea, ya no lo iba a estar, ya me iba.

Ya no volvería.

El aeropuerto estaba frio, el día lo estaba. Llovía con fuerza, llovía tristeza.

Un suspiro triste se escapó de mis labios, ya ni siquiera podía controlar mi cuerpo. La tristeza lo hacía todo por mí. Era algo así como un jodido títere.

‘’Diez minutos para que el vuelo a Inglaterra, Londres, Despegue’’.

Mierda.

Flasback:

Sus dulces ojos me miraban divertidos. A veces no entendía cómo en situaciones tan tristes ella tenía otras emociones que no eran de acorde a la situación.

-          ‘’No saben nada de nosotros’’ –Coreo en español.

Sequé mis lágrimas y le regalé una de mis mejores forzadas sonrisas. Ella rió y siguió cantando, no entendía pero sonaba a ‘’They dont know about us’’.

-          Detente –dije seco.

Ella paro de golpe y me miró seria.

Se alejo de mis brazos y camino descalza hasta su ventana. Estaba empañada por el frió de la lluvia y el calor de nuestros cuerpos.

Me acerqué y pase mis brazos por su delgada cintura, situando mi mentón en su hombro.

No quería dejarla.

‘’10’’ escribió en la ventana.

-          Diez –susurró.

-          ¿Qué?

-          Te vas, diez horas.

La apreté contra mi cuerpo, besé su cuello.

-          ¿Segura que no quieres venir conmigo? –volví a insistir con mis labios en su cuello.

Se estremeció.

-          No.

Fin Flashback.

Y no vino, estoy solo. Viendo como los aviones alejan o acercan a la gente. Viendo con odio como la gente comenzaba a avanzar hasta el avión en el que yo ya debería estar.

Los odio.

La odio.

Flashback

Alejé mis brazos con cuidado, y su rostro se acomodó suavemente en la almohada. Besé sus labios con pesar, y me aleje. Dejando una carta cerca de sus manos.

Adiós Sophie.

#

-          Hey –saludó Harry a lo lejos, corrió hacia mi- ¿Cómo estás, hermano? Te extrañamos.

-          Yo también –Dije tranquilo- ¿y los demás?

-          Fueron a conseguir algo para comer –dijo ayudándome a llevar mis maletas.

-          Ya veo.

-          No estás bien ¿no es así? –hizo una mueca.

-          Estoy un poco cansado, no es nada.

-          Ojalá te sientas mejor luego –golpeó mi hombro.

Sophie:

Se sentía como… una presión que no te dejaba respirar y al mismo tiempo te hacía sentir nerviosa, extasiada, triste y otras emociones que desconocía.

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora