Capitulo catorce:

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Las lágrimas lograron nublar mi vista y no pude detallar el bulto que veía a lo lejos. Grité: ¡Niall! Y el sujeto que se encontraba a unos metros de mi, se tensó y se levanto rápidamente para luego correr,Niall. No hubo tiempo para pensar, empecé a correr lo mas rápido que pude, pero las pequeñas rocas y las ramas de los arboles me complicaban mucho mas el trabajo, y estaba claro que no era una gran atleta.

Niall tropezó, y cayo en seco al suelo, apresuré mi paso para luego caer a su lado y abrazarlo con fuerza.

 

-Todo esta bien amor –susurré acercándome- no estas solo, yo estoy contigo.

Niall no paraba de sollozar con la voz quebrantada y desecha. Su cuerpo estaba húmedo y temblando, sus ojos estaban idos y asustados.

 

-Niall –murmuré haciendo que se sentara y colocara su cabeza en mi pecho- vamos a casa por favor…

Pasaron varios segundos antes de que este respondiera.

 

-No mas daño por favor –me suplicó.

 

-No –solloce- no habrá mas daño para ti… no mas, lo prometo.

Le di un fuerte abrazo y su respiración bajo de intensidad. Me paré para poder dejar que el se parara también. Lo abracé por la cintura y el con dificultad y temblando se agarró de mi chaqueta.

Acomodé a Niall en la moto una vez que salimos del bosque y le puse el casco para su protección. Al tener contacto su fina piel me estremecí, y el también. Nos quedamos mirando a los ojos por varios segundos. Yo botaba pequeñas lagrimas y el me miraba expectante, esperando alguna reacción. Pero el se adelantó, dándome un fuerte abrazo lleno de sentimientos, amor, miedo, seguridad…

 

-Te amo Sophie –Susurró en mi oído- No puedo imaginarme que hubiera hecho todo este tiempo sin ti…

 

-Yo también te amo Niall –Hablé con la voz entre cortada- mas de lo que puedo entender.

 

-Se que no soy algo bueno para ti –Dijo separándose- pero tu eres tan buena para mi, que se siente imposible dejarte ir –se encogió de hombros- simplemente no puedo…

 

-Niall –suspiré- no debes pensar eso, eres esa persona que hizo de mi estadia en Londres lo mejor. Y me encanta saber que tu crees que soy buena para ti –sonreí- que soy importante, tanto como tu lo eres para mi Ángel.

 

-¿Por qué me llamas siempre Ángel? –Preguntó enrojecido.

 

-Porque el cielo me a dado este regalo –lo tomé de las mejillas para que me mirara- tu eres mi ángel, mi mas preciado tesoro…

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora