Capitulo treinta y cinco:

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Mi cabeza estaba apoyada en la puerta trescientos cincuenta y tres. En mis audífonos se reproducía stay with me. Mi rostro estaba claramente inexpresivo. Hace una semana estaba acá, casi sin abandonar mi posición. Con las lagrimas recorriendo mi cara.

-          ¿Hermano? –podía sentir la voz de Harry a lo lejos, y su largo cabello haciéndome cosquillas en la cara.

-          Debes venir –Louis me zamarreó.

-          No, ella va a despertar –susurré- y yo estaré aquí.

-          De igual manera no te dejarán entrar.

-          ¡Zayn! –Harry intentó decir algo.

-          Déjalo.

-          Niall, ven… te gustará. –Insistió Louis.

-          No –sollocé.

-          Amor, tu tómalo de un brazo y yo del otro. –Harry le habló a Louis como si yo no estuviera ahí.

-          Vale.

Y así me arrastraron hasta la entrada.

Ahí había miles de chicas, con grandes carteles ofreciéndome su apoyo. Cuando nos vieron, ellas no gritaron. Se mantuvieron un momento en silencio y luego solo las escuchaba casi susurrar parte de la letra de strong. Intenté sonreír, pero solo quería llorar y abrazarlas a cada una de ellas.

-          No estas solo, rubio. –Louis me abrazó.

Asentí y me senté cerca, para observarlas por varios minutos. Sentía que en cada una de ellas podía ver a Sophie, y el corazón me dolía. Pero a la vez, me brindaba demasiado alivio.

Luego solo me paré, las salude y susurré un leve las amo.Para volver donde estaba la chica de mis sueños.

-          Hey –saludó la mamá de Sophie al momento que llegué donde estaban ellos.

-          Hola –sonreí.

-          ¿Cómo te sientes, cariño? –me ofreció del café que tenía en sus manos.

-          Mejor –lo acepté- ellas siempre me hacen sentir mejor.

-          Son adorables –trató de sonreír.

Asentí, haciendo que nos quedáramos en un silencio incomodo.

Los dos nos sentíamos de la misma manera, culpables.

-          Hola –hablaron a mis espaldas- vine en cuanto pude.

Me di media vuelta para ver al hijo de Russell James, Aaron.

-          Hola –le medio sonreí.

-          Lamento mucho lo que ha pasado. Ella era una persona de verdad agradable y… -lo interrumpí.

-          Lo sigue y lo seguirá siendo, amigo. –Conteste con violencia.

-          Si, lo siento. –el negó con su cabeza- solo quería darles mi apoyo y cualquier cosa estaré aquí.

-          Muchas gracias –habló por primera vez la mamá de Sophie- ella te lo agradecería.

-          Lo sé –Sonrió con pena. Y me sentí bastante celoso- Bueno, me tengo que ir, hay mucho trabajo.

-          Hey –lo detuve- y ¿qué pasara con el desfile?

-          Bueno –el hizo una mueca- yo me hubiese arriesgado. Pero solo falta una semana y ella no se recuperara rápido. Tuvimos que reemplazarla.

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora