Llegué a mi departamento minutos mas tarde, tiré las llaves al sofá, estas cayeron en el suelo. Vaya puntería.
Estaba muy agotada y debía estudiar para el examen que me esperaba mañana. A veces detesto la sicología.
Tiré unos pedazos de pizza al microondas, tomando entre mis manos las hojas con la información para el día de mañana, me recosté en el sofá y comencé a leer. Ese, fue mi primer error.
Me puse a pensar en lo que Ethan me había dicho. Tal vez en el fondo, el chico rubio no solo me daba curiosidad. Algo me atraía de él, pura curiosidad. Me sentía extraña y superficial. ¿Qué era eso de sentirme aliviada cuando entraba a Nandos? No era posible que yo esperara verlo todos los días ahí.
Supongo que me estoy dejando llevar un poco por la falta de cariño que he tenido con respecto a los hombres en estos últimos años. Y es que me he dedicado tanto a la universidad.
Intentó concentrarme de nuevo en la materia, pero es difícil. El chico rubio no sale de mis pensamientos.
- ¿Aló?
- ¿Isabella? Soy Sophie, te llamaba para preguntar si ya has estudiado para el examen de mañana. –Dije con el teléfono entre mi oreja y el hombro, tratando de sacar el pedazo de pizza que estaba caliente como el mismísimo infierno.
- ¡Soph! Amiga, si, ya he estudiado. ¡Si que está duro este examen eh! –Exclamó Bella exagerando en sus palabras, como siempre.
- ¿Por qué no vienes y me ayudas?, no entiendo ni una jodida letra. –Dije desesperada.
- ¡Claro! Voy enseguida nena. –Dicho esto, cortó.
Esperé unos cuantos minutos cuando sentí unos finos golpes en mi puerta. Al abrir, me encontré con una cara extremadamente sonriente, y unos cuantos libros entre sus delgados brazos.
- ¡Amiga! Cuanto tiempo sin verte –Mencionó Isabella enterrándome entre sus brazos.
- Bella, nos vimos en la mañana. –Dije carcajeando. Esta chica me mataba.
- Lo sé –hizo un puchero- Te extrañé.
- Okay, estudiemos.
Luego de pasar un par de horas repasando y leyendo infinitas hojas llenas, llenísimas, de letras, nos hicimos un par de cafés, y nos sentamos a conversar un rato.
- Y bien bonita, ¿qué me cuentas del chico nando's? –Me preguntó mi amiga.
- Nada –suspiré- sigue igual de callado que siempre.
Isabella carcajeo.
- Ay, ¿por qué no le hablas y ya?–Me sonrió.
- no sé... el chico me intimida –Joder, me sonrojé.
- ¿Por qué te sonrojas? –comentó riendo.
- Siempre me sonrojo. Y cambiemos de tema. –Manifesté tratando de desviar mi mirada.
- No, creo que deberías ser un poco más madura –la miré con sorpresa- me refiero a que ya no tienes trece años con temor que el chico popular te niegue o qué se yo. –rió- el chico está ahí por algo, y si él no lo hace, debes hacerlo tú.
- ¿Hacer qué Bella? ¿Lanzarme y besarlo?
- Si es necesario –de sus labios se escapo una sonrisita coqueta.
- No sé –hice un puchero- llevo fuera de practica años, si me siento como una niña de trece.
- Ay –rodó los ojos- no sé como serás sicóloga si no puedes con un simple chico.
- Es que no es simple –susurré.
- Mi vida –tomo mis manos- no es el cantante caliente de Magic, o el presidente obama.
- Debes dejar a ese chico tranquilo –reí con lo obsesionada que estaba mi amiga con esos chicos.
- ¡Jamás! Es un anciano pero esta como quiere –reí.
Pronto Bella comenzó a buscar música de ellos y yo me sumí en mis pensamientos.
De verdad quería conocer a ese rubio, lo necesitaba.
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«Autism» - n.h •SERIA EDICIÓN•
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