Capitulo veintidos:

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-          Necesito hablar con ella –expliqué a su mamá- necesito que ella sepa algunas cosas. Como la conozco, por ejemplo.

-          Niall, en cualquier momento ella puede sentirse insegura y hacer algo loco –movió sus manos nerviosa- no quiero que te asustes, ella te adora.

Sentí como algo se encendía en mi.

-          Si me adora –sonreí- ella podrá escucharme. Por favor, déjenos un momento a solas.

-          Bien –Dio un suspiro- cualquier cosa solo grita ¿si?

Asentí con la cabeza y volví hasta el living. Sophie seguía en el mismo lugar que hace unos minutos.

Ella se veía tan vulnerable y preciosa. Su cabello caía suave por sus hombros evitando que su cara se viera. Sus manos estaban apretadas en puños y ella estaba tensa. Solo rogaba a Dios para que me escuchara y comprendiera mi loca situación.

-          ¿Me enseñas tu cuarto? –Pregunté susurrando.

Luego de unos segundos ella se paro y caminó tranquilamente hasta el segundo piso. Abrió la puerta de su cuarto y se apresuró a sentarse en una esquina de su cama. Yo me quedé parado en la puerta observando cada rincón de ese pequeño lugar.

Su cuarto tenía diferentes tonalidades de rosas y en las paredes habían fotos de nosotros, en perfecto orden.

-          Escucha –dije sentándome delante de ella- Te voy a contar como es que se tu nombre y te conozco –ella no me miraba- y será muy loco, pero es la verdad.

Ella llevó sus dedos hasta mis manos y las acaricio por cinco segundos. Me dio seguridad.

-          Hace meses tuve un sueño muy loco –reí- soñé que yo era autista y que te conocía a ti. Que tu me ayudabas y me querías mucho. Que me cuidabas. –ella me miró sorprendida.

-          Llevo tiempo pensando en ti y si en realidad existías –Continué y me sonrojé- y cuando te vi en la fundación –alargué- solo, no lo podía creer. Eras tu y estabas ahí.

Ella tomó un mechón de su pelo y lo comenzó a tirar. Su cara denotaba sorpresa y algo que todavía no podía reconocer, entre intriga y felicidad.

-          No quiero que te asustes –acaricie su pelo- pero he esperado tanto tiempo para saber si existías y cuando te he visto solo quería correr hacía ti y no dejarte ir. –reí- por favor no pienses que es apresurado.

Ella estiró sus manos hasta que tapo mi boca. Y sonrió.

Sophie:

¡Dios mio! Niall no dejaba de hablar. ¡Habíamos soñado lo mismo! Estábamos conectados por el mismo sueño. Eso es muy, muy extraño. Pero me siento tan feliz. ¡Niall me nota! Sabe de mi existencia y está acá intentado explicarme lo importante que estoy siendo para él.

Si esto es un sueño, Por favor no me despierten.

El me miraba con una enorme sonrisa en su cara. Rió e hizo un gesto tierno para terminar tendido completamente en mi cama.

-          ¿No hablas nada de nada? –Pregunto al darse cuenta que yo no abandonaba mi posición.

Si me sentía segura con él. Pero me era casi imposible mirarlo a los ojos y no sentirme cohibida o algo.

El ha sido mi máxima reacción de afecto a las personas. Es mas, creo que es al único con el que me siento realmente bien. Y es tan tonto a la vez, porque sé que me siento bien con Niall Horan. No solo con Niall, y eso me intimida. ¿Qué tal si he creado una imagen perfecta de lo que en realidad no es?

Si tan solo fuera fácil dejarlo entrar y no salir lastimada, podríamos concretar mucho.

-          ¿Quieres hacer algo? –Preguntó.

Quería hablarle, decirle cuanto me agradaba que estuviera acá. Pero jamás, jamás en la vida le he hablado a alguien.

Bueno, un poco. Pero desde hace mucho no hablo, no quiero sentirme vulnerable. Las palabras son algo muy poderoso.

-          Yo… -susurré muy bajito.

Brusco, Niall se ganó en frente de mi. Me miró expectante. Pero esto era demasiado difícil.

-          Oye –Me levantó la cabeza con sus manos- yo no te haré daño.

-          Mmm… -Miró hacía todos lados- ¿Y si lo escribes?

‘’¿Escribirlo?’’ Pensé. Nunca se me ocurrió hablar con alguien a través de escritos.

-          Toma –me paso una libreta y un lápiz- escribe lo que me quieras decir.

Miré ceñuda los objetos que se encontraban en mis manos. Tenía mucho que decirle. Pero aunque sea en una libreta, seguían siendo palabras.

‘’No hay palabras’’ escribí.

El tomó la libreta y vio lo que escribí.

-          No quieres decirme nada –afirmo triste- creo que, no debo estar aquí si tu no lo quieres.

El se paró y en un acto de desesperación. Escribí rápido en la libreta; ‘’Ayúdame’’.

Tomé su chaqueta evitando que cruzara la puerta de mi habitación. El se dio vuelta y miró la libreta. Sonrió y en se ubicó delante de mí en cuclillas.   

-          Lo haré –tomo mis manos- pero debes confiar en mí.

Confiar. Lo haré, solo espero poder sentirme lo suficiente normal para poder hacerlo.

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Lamento que sea tan corto. Pero se me esta haciendo muy difícil y latoso escribir esto.

Así que, espero su comprensión queridas lectoras :).

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora