Capitulo treinta y dos:

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No podía dejar de sonreír, estaba realmente cómoda.

-          Entonces las alas eran demasiado pesadas, ¡y sus piernas como plumas se doblaron y cayó! –rió con fuerzas.

-          Dios mío, pobre chica –Maura rió con él.

-          Me siento pésimo por hablar mal de mis ángeles –Sonrió el- pero esa vez fue muy gracioso.

-          Creo que eres muy joven para trabajar en Victoria’s –sugerí.

-          Lo soy –Me sonrió, guay- Pero mi padre es Russell James, y ya está muy viejo.

Reí, era muy simpático.

-          Creo que tú podrías tener un buen futuro como modelo.

Yo lo miré, anonadada.

-          No –susurré.

-          ¡Claro que sí! Eres alta, preciosa y tienes las medidas que piden, de verdad.

-          Sophie, es tarde, debemos irnos.

Miré a Maura y asentí, me estaba sintiendo agotada.

-          Sophie –Su voz grave hizo eco en mis oídos- toma mi numero, se que querrás ver las fotos.

Yo le sonreí y le entregué mi celular.

-          Fue un gusto Aaron.

-          Igualmente, bonita.

##

Si varias cosas habían cambiado en mi, mi oído no era una de ellas.

¡Odiaba escuchar todo como si me lo estuvieran susurrando en el oreja! Mamá cocinaba y desde mi cuarto oía como golpeaban los trastes. Necesitaba un poco de silencio.

Busqué mis audífonos, los conecté al Iphone y puse en volumen bajo a Ed Sheeran. Por fin, tranquilidad.

Hace prácticamente tres semanas conocí a Aaron. El era espectacular. Cuando le conté que tenía autismo, el simplemente no me creyó y eso se sintió de verdad muy bien.

Y bueno, hace una semana no hablo nada con Niall. No sé, supongo que está ocupado.

Menuda relación.

Me enoja que este distante. Se que yo igual lo estoy, pero es que nunca he sido buena para dar el primer paso. En lo que sea.

Necesitaba escucharlo, que me diga un estoy bien, te extraño. Pero no pasaba, nuestras conversaciones eran realmente un fastidio.

Yo me ponía nerviosa y el estaba cansado. Y ni hablar de las diferencias de horario. Una porquería.

Solo quería que estuviera aquí. Ya.

“¿Estás?”

Sonreí al ver un nuevo mensaje en Whatsapp.

“Depende”

Una risita traviesa atravesó mis labios, con Aaron todo era un juego.

“Cuando estés, te diré que tus fotos estarán en una revista”

¿Qué?

“¿Estás bromeando?’’

“¡No! Papá tenía que entregar unas fotos a Vogue y todavía no lo había hecho. Le mostré las fotos y ha quedado fascinado.”

“¿QUÉ? ¿VOGUE?”

“teen vogue, lol”

“creo que te amo, video llamada ahora”

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora