Capítulo 10

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—¿Doblo aquí?- Hablé por lo bajo, intentando evadir las miradas de Yoongi junto a mí. Estornudé por milésima vez en el día.

—¿Segura que no quieres mi chaqueta?- Tae habló insistente. Tragué saliva sintiéndome culpable.- Anda, vas a enfermarte ___, y ya es muy tarde.

Suspiré resignada y sin despegar la mirada del camino. Escuché un cierre y luego algo caliente envolviendo mis hombros.

—En la siguiente dobla a la izquierda.- El rubio mandó escarmientos por mi columna por tanta cercanía. Acomodó mejor la chaqueta sobre mis hombros; le agradecí con la mirada. Volvió a su asiento.

A metros comenzaba a extenderse un portón grisáceo e intimidante. Detuve el auto suavemente en la entrada de la residencia. Apagué el motor y les extendí un paraguas que yacía bajo mis pies.

—¡Gracias ____!- V canturreó arrebatándome el paraguas y corriendo fuera de la van.

Suspiré reconfortada luego de ponerme la prenda correctamente. Una voz me exaltó.

—Gracias por traernos a casa.

—Pensé que ya habías bajado...-Sonreí incómodamente jugando con mis dedos.

Me miró.

¿Por qué me miraba así? Me estaba exasperando.

¿Qué pasaba por su cabeza en estos momentos?

Me removí incómoda ante tanto contacto visual. —¿Pasa algo?

—Después de todas las molestias, lo menos que puedo hacer es invitarte a pasar la noche.

Mis mejillas ardieron.

—¿Qué?

—Es de noche, llueve a torrenciales, pareces estar a punto de enfermarte, y con lo estúpida que eres seguro te perderás.

Apreté mis puños. —¿Qué dijiste, idiota?

Se quitó el cinturón de seguridad, abrió la puerta de la van aún sentado en el auto. —¿Vienes o no?

¿Debía?¿ No debía?

¿Qué debía hacer?

Miré por el cristal, Yoongi tenía razón.

Derrotada y sin muchos ánimos, asentí deshaciéndome del cinturón de seguridad.

El frío me envolvió con tan solo pisar el asfalto de la carretera. Me abracé a mí misma cerrando la puerta del vehículo y bloqueándola con su llave correspondiente. Di la vuelta alrededor llegando hasta Yoongi, le seguí empapándome en la helada lluvia.

Traspasamos el portón rápidamente, a lo lejos ya se veía a Tae abriéndose paso entre los jardines. Suga caminaba demasiado rápido, me costaba seguirle el ritmo entre aquellos árboles enormes. El viento revoloteaba mis cabellos dejándome casi imposible ver el camino.

Me perdí.

Lo perdí a él.

¿¡QUÉ HAGO AHORA!?

Una mano sobre mi muñeca.

—¡AHHHH! ¡VIOLADOR!

—Estúpida, es por aquí.

Aún con el corazón en la garganta y sin poder reaccionar, fui arrastrada por la fría mano del rubio hasta una casa de aspecto colonial y extravagante.

Me empujó dentro de la misma para que me apurara.

—Eres demasiado lenta...-Lo escuché refunfuñar mientras trancaba la puerta detrás de nosotros.

Me vi embelesada por la maravillosa arquitectura de la residencia. Pinturas, tapetes, sillones, muebles costosos; todo ello lucía espectacular, como si hubiera sido sacado de una revista.

—¿Dónde quieres dormir?-Tae interrumpió mis pensamientos.

Me giré a verle, ambos estaban parados a cuatro metros.

—Yo...-Balbuceé- En donde sea estará bien...

—Puedes dormir en mi dormitorio o en el de Yoongi.-Volvió a hablar el castaño alegremente. El otro entornó los ojos luciendo fastidiado.


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