—Ya, no es para tanto...
Le dediqué una mirada mortífera al rubio odioso que en estos momentos caminaba despreocupadamente en nuestra dirección.
Tae inclinó su rostro cerca de mi mano chamuscada. —Hyung, esto se ve mal...
—Me he quemado muchas veces antes, ya se le pasará.
—Pero le está supurando.-Contraatacó el muchacho castaño.
Me vi rodeado por el otro esta vez, quien empujó a Tae de forma no disimulada, cogió mi mano por debajo.
Temblé, una electricidad trepó mi columna, mis rodillas temblaron ante su repentino cálido tacto. Sus ojos miraban mi quemadura con desinterés y sin expresión alguna.
Su pálido semblante estaba a una muy corta distancia de la mía, y no podía quitar mis ojos de él.
¿Desde cuándo era así de atractivo? ¿Era posible ser tan odioso pero encantador?
Me tomó por sorpresa, atrapándome con la mirada fija sobre su perfil. —Deja de mirarme.- Extrañé su suave tacto sobre mi mano en el momento que la dejó ir.- Toma algo de la crema dentro de la alacena, es para quemaduras.
Asentí torpemente con la lengua enredada entre mis dientes.
Me estiré abriendo las puertas de madera sobre mí, localicé el frasco de crema de inmediato; lo tomé como pude antes de abrirlo.
No pude.
V de inmediato notó la torpeza con la cual intentaba fallidamente abrir la tapa. —Déjame ayudart....
—Yo lo hago.- Yoongi volvió a empujar al castaño con algo de rudeza, quitó el frasco de mis manos.
Temblé, de miedo; ese chico iba a hacerme ver las estrellas si me ponía la loción, y no en el buen sentido. Tragué saliva en el momento que agarró mi mano entre las suyas, esperando el peor dolor que posiblemente sentiría.
No sentí nada.
Miré a sus ojos, ocupado en la pequeña tarea frente a él. Suavemente esparcía la crema en mi piel lastimada, en pequeños círculos.
Fruncí el entrecejo.
¿Qué demonios?
Vamos, era un rapero, odioso, maleducado...
¿Cómo podía ser así de delicado? ¿Eh? Alguien debía estar jodiéndome la cabeza.
—¿Vas a seguir mirándome como un pedazo de carne, ___?
Me entumecí.
¿Cómo sabía mi nombre? No recuerdo habérselo dado nunca.
Mis mejillas ardieron, pude escuchar una risa burlona del otro muchacho. —¿Eh?
Subió su mirada a mis ojos. Me atravesó, podía sentir como si cada uno de mis secretos fuera revelado para él.
Sus orbes negros parecían girar sobre un mismo eje, me estaba hipnotizando.
Agudicé la mirada.
Soltó mi mirada. —Ya está...-Se alejó casualmente hasta la puerta. – Tae, ¿vamos?
Asintió acelerado, reaccioné sobresaltada.
—Esperen.
Se detuvieron en el borde de la puerta, luciendo extrañados.
—Gracias por... ayudar, chicos.
Suga se encogió de hombros, Tae sonrió con una peculiar sonrisa gatuna.
—No es como si lo hubiera hecho queriendo.
Apreté mi puño, estaba conteniéndome de golpearlo.
—De todas formas,- Continué mirándolo con veneno.- Pueden tomar una de las galletas, después de todo es lo menos que puedo hacer...
Tae tomó cuatro galletas que de por sí eran enormes, se las metió en la boca. —Grasshiash...
El rubio frunció el entrecejo en señal de desaprobación a su peculiar amigo, quien corrió fuera de la cocina en un éxtasis total. Él le siguió con su calmado andar.
—¿No quieres?- Tomé la charola, dando unos pasos en su dirección. Le miré confundida.
¿Quién rechaza dulces gratis?
Me miró de soslayo, con aquella mirada oscura e impenetrable. Se encogió de hombros.
—Los dulces son para niños.- Y allí me dejó, con la palabra y el corazón en la boca; azotó la puerta en un golpe seco.
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Ⓢugar Free| Suga ✖ ☚☢
Fiksi Penggemar"Las cosas dulces son para niños." ← ✖ Disfruten esta mini historia!~~