Capítulo 22 | Final

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Estaba completamente petrificada, dedicándome únicamente a observar al rubio mientras este desordenaba su cabello frustradamente. Podía ver como su rostro, cada vez más encendido de rojo, endurecía sus facciones. Se limitó a observar nuestro reflejo en la televisión descompuesta frente a la cama en la que nos encontrábamos sentados. Maldijo por lo bajo. –Soy patético...

Por otro lado yo aún no terminaba de procesar todas las palabras dichas anteriormente. El pobre de Yoongi ha sido abusado sentimental y sexualmente a la temprana edad de quince, ocasionando lo que ahora son sus traumas a la hora de desarrollar una relación con alguien.

Fruncí mi ceño.

Es por ello que posiblemente se limitaba a lo carnal con las chicas, como mencionaron los de Bangtan cuando visité su casa. Busca llenar su vacío con alcohol y mujeres, entrando en un ciclo infinito de ellos porque nunca serán suficientes para sentirse lleno, llevándolo a consumirlos infinitamente en un proceso autodestructivo de culpabilidad e insatisfacción.

Él realmente es una víctima que aún no ha recibido la ayuda necesaria.

Mi corazón dolía con tan solo imaginar el dolor por el que ha pasado, enfundado en acontecimientos narrados que posiblemente no contó en toda profundidad para guardar algo de su privacidad. El chico que tanto me gustaba, acababa de corresponderme indirectamente, ya que de verdad nunca le he confesado mis sentimientos.

Jugué con mis dedos torpemente sin saber qué palabras debería pronunciar. Nunca he sido buena para consolar a las personas, pero en este caso realmente necesitaba hacerlo. Sentía un peso tan significativo sobre mi espalda al saber que su comportamiento conmigo no era por simple antipatía, sino por algo mucho más profundo e intrincado dentro de su ser.

−Yoongi...-Murmuré con tristeza impregnando mi voz. El rubio giró su cuello lo suficiente como para observarme a los ojos por primera vez en mucho tiempo. –No te voy a mentir. Yo no he pasado por tantas complicaciones como tú, por lo que afirmar que te entiendo perfectamente y que sé cómo te sientes sería una vil mentira. Pero si de algo estoy segura es que...- Tragué sonoramente. Terminó de girar su cuerpo en mi dirección, prestándome toda su atención mientras sus ojos se teñían de incertidumbre pura. –Es que en muy poco tiempo tu...- Mordí mi labio con nerviosismo jugando con mis dedos sobre la falda. Inesperadamente el joven tomó una de mis manos entre las suyas sin dejar de mirarme a los ojos, arropándola con calidez y delicadeza. –Tú te has convertido en alguien en quien pienso cada día, ya sea en el buen o en el mal modo. Te has convertido en la razón detrás de mis pensamientos, y no te puedo quitar de mi cabeza, Yoongi.-Pausé sintiéndome avergonzada de las cosas que decía. –Sé que no me conoces mucho, y yo a ti tampoco. Pero realmente, realmente me gustas en más sentidos de los que me gustaría admitir...

Su mano se cerró sobre la mía abandonando el delicado tacto. Por otro lado sus ojos se suavizaron aún más. Esbozó una tenue sonrisa llevando mi mano a sus labios para luego, con sus ojos ahora cerrados, besarla varias veces de forma bastante sonora. Mi ritmo cardíaco me torturaba, mis respiraciones se volvían inconteniblemente fuertes. El rubio lo notó, sonriendo sobre el dorso de mi mano. –El que te sientas tan nerviosa cerca de mí me genera tanta fascinación, niña...- Abrió sus ojos observándome fijamente, sin dejar ir mi mano de su rostro. –Y decir que somos amigos sería una mentira, porque las cosas que me imagino haciéndote ahora son todo menos amistosas.

Definitivamente mis latidos se detuvieron, sin saber si debería sentirme avergonzada, halagada, correspondida o confundida por su respuesta. Sentí mi rostro calentarse de forma automática, Suga aún mantenía sus sonrosadas mejillas, lo cual hacía toda la escena jodidamente inocente para cualquiera.

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