9| Días grises

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Estuve metida en casa los siguientes dos días. Con la única persona con la que había hablado sobre lo que pasó fue con Kath, que venía a verme todas las tardes.

Por otra parte parecía que vivíamos en una casa fantasma. Reinaba el silencio. Comíamos en silencio, hacíamos nuestras tareas en silencio; nadie tenía las ganas suficientes como para sacar un tema de conversación. Estábamos decaídas. No teníamos ganas de nada. Incluso mamá se dio de baja en el trabajo. La única que me hacía desconectar de lo ocurrido era Kath. Pero aún así nadie lograba sacarme una sonrisa.

Todo el cuerpo de policía vino a darnos el pésame.

Ev me consoló y me trajo otro bote de Nutella para animarme. Pero eso no iba a hacer que mi padre volviera.

Jacob y su madre también también vinieron a darnos el pésame junto con un matrimonio de señores mayores que resultaron ser los vecinos de la casa de enfrente. Nos trajeron galletas y fueron muy amables.

Pero por mucho que intentaran animarnos, el efecto siempre duraba poco.

Yo volvía a encerrarme en mi habitación, mamá se quedaba en casa todo el día y Steph se iba a trabajar para poder huir de la realidad. Para colmo las clases empezaban dentro de una semana y yo aún seguía sin ganas de salir a ningún sitio.

•••••

Al día siguiente nos preparamos para el entierro.

Me puse un vestido de seda negro con encaje en las mangas y en el bajo el cual me llegaba por debajo de la rodilla. Nos dispusimos a salir de casa con nuestros paraguas negros que solo usamos en el entierro del abuelo porque también llovió.

Dicen que cuando hace un día gris todo es más triste y llevan toda la razón. Para colmo, llovía, por lo que tuve que ponerme mis botines de cuero negros. Parecía la escena de una típica película americana.

En el cementerio nos encontramos con Jacob y su madre quienes nos acompañaron hacía el sitio donde tendría lugar el entierro. Todo el camino fue en silencio, aunque Jacob de vez en cuando me rodeaba la espalda con su brazo y me atraía a él en señal de apoyo.

Llegamos al lugar. Allí se encontraba todo el cuerpo de policía incluyendo a la gobernadora la cual supongo que diría algunas palabras.

Todos se acercaron para darnos el pésame por una segunda vez.

Yo agradecía lo mucho que se interesaran por nosotros pero no me gustaba que la gente se compareciera de mi ni de mi familia, o lo que quedaba de ella. Odiaba dar pena a los demás. Eso nos hacía parecer más débiles.

-Ciudadanos, compañeros, amigos...-comenzó la gobernadora- ...hoy estamos aquí para despedir a un buen padre, amigo, hermano y compañero. El agente Williams dio su vida en una de las operaciones más difíciles en las que el FBI ha formado parte. Murió en medio de un caso sin resolver, pero sus avances en él y su muerte, deben recordarnos que debemos coger a los que la provocaron y acabar con esto de una vez por todas. Estad seguros de que implicará mucho esfuerzo, pero estamos dispuestos ha hacerlo por un amigo y compañero. Él demostró lealtad desde el principio a sus superiores a pesar de lo poco que ha podido estar con nosotros. Como muestra de su valentía y esfuerzo, hemos decidido que se colocará un retrato suyo en edificio de la policía, así recordaremos por quien debemos de luchar. Gracias, y todo mi apoyo para la familia Williams.

 La Pelirroja de mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora