Ella.Había sido una noche muy larga. A penas pude dormir, pensando en él y en lo que había sucedido. En lo que había admitido pero que quizás él no se hubiera dado cuenta...
El sonido del nuevo despertador que Steph me había comprado me devolvió a la realidad.
Me levanté lentamente de la cama. Estaba agotada. Podía notar mi cuerpo adolorido debido a la pelea que tuvimos ayer en aquel estúpido callejón donde perdí mi móvil. Tenía notables marcas en mis muñecas y alrededor de mis brazos. Aquellos individuos me habían sujetado demasiado fuerte. Sentía mis mejillas aún húmedas y algo hinchadas. Me miré en el espejo. Tenía peor aspecto que de costumbre... Ojos rojos, ojeras visiblemente notables, marcas de rímel que había acabado sobre mis mejillas...
Fui al baño a asearme. Me pegué una ducha rápida borrando, o al menos intentado borrar, los signos de cansancio del día anterior.
Al final todo había acabado bien a pesar de que Jacob actuó como un idiota. Aunque por otra parte me ha servido para darme cuenta de que él siempre ha estado y estará ahí cuando más lo necesite. Se preocupa por mi, y lo quiero por eso.
Lo quiero...se me hacía raro admitirlo, aunque solo fuera en mis pensamientos. Después de todo Ev y Noa tenían razón.
Me puse la ropa que había preparado el día anterior ocultando las marcas moradas de mis muñecas y me sequé mi alborotado pelo rojizo.
Bajé a la cocina dispuesta a desayunar. Mi madre me esperaba apoyada en la pared del pasillo con cara de pocos amigos.
-Espero que tengas una buena excusa Bethany. -dijo frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Sabía que esto iba a pasar así que respondí con lo que me había ensayado. Puse la mejor cara de niña buena que pude y empecé ha hablar.
-Le pedí a Noa que me recogiera...pero se le estropeó el coche en medio de la autopista y tuvimos que arrastrarlo hasta la gasolinera mas cercana. Eh...el técnico tardó en arreglarlo bastante tiempo, lo siento si os preocupé. -a este paso hasta yo me creería mi propia mentira y pareció que ella también lo hizo pues suavizó su mirada finalmente, creyéndose mis palabras.
-Oh cariño, no lo sabía, debiste llamarme y decírmelo. -dijo abrazándome.
-Iba ha hacerlo, pero no encontraba el móvil. Pensé que lo había dejado aquí, pero tampoco está. Creo que lo he perdido...-aprovechando mataría dos pájaros de un tiro.
-Oh bueno, te puedes quedar con el antiguo de papá hasta que compremos uno nuevo...-me puse seria de repente. No podía hablarme de él. Ahora no, o me derrumbaría de nuevo. Solo habían pasado dos semanas...
-Vale, gracias mamá por comprenderlo. -dije rápido secando una pequeña lágrima que amenazaba con salir. Deshice el abrazo y subí rápido a mi habitación. No me gustaba mentir, pero a veces tienes que hacerlo para no preocupar a las personas que quieres.
Jacob pasó a recogerme y fuimos juntos a clase. Yo caminaba cabizbaja.
-¿Estás bien? -preguntó con preocupación en la voz.
-Si...no. -dije sincerándome, ya no merecía la pena mentirle, no más. No podía derrumbarme en medio del pasillo, todos me mirarían, y no quería parecer débil. Él pasó su brazo por mis hombros acercándome a él.
-Todo estará bien, tranquila. -susurro en mi oído. Yo, por mi parte le abracé por la cintura y enterré mi cara en su cuello. Olía a café con un ligero toque de menta. Sonreí y deposité un pequeño beso allí. Él se tensó ante mi acción, pero no dijo nada.
Las clases pasaron igual de lentas que siempre. Cindy y yo estuvimos hablando durante la mayoría de ellas hasta que la profesora de Literatura nos mandó hacerle una visita al director.
ESTÁS LEYENDO
La Pelirroja de mi Vecina
ActionGANADORA DEL PRIMER PUESTO EN LOS #PremiosParaTi en la categoría de ACCIÓN. Beth, una chica como muchas otras, se ve obligada a mudarse dado que su padre ha sido trasladado de trabajo para llevar un caso policial en la ciudad de Los Ángeles. ¿Lo bue...