Déjame contarte una historia, una historia conocida por muchas personas en todo el mundo. Diferentes adaptaciones, diferentes palabras, diferentes descripciones. Pero una misma situación.
Déjame contarte una historia cliché, una historia como mucha...
Estaba recostada en la arena, tomando el sol, cuando de repente sentí como agua caía sobre mi cuerpo.
-¿Qué carajos te pasa?- me levanté, Darren estalló a carcajadas .
–Es que te veían tan linda así tan calmadita.-– dice con una enorme sonrisa, me crucé de brazos, el se acercó a mi e intento besarme. -Ya Perdóname- dice haciendo un puchero.
–Que te perdone Dios que yo no lo haré–el soltó una carcajada y lo miré mal.
–¿Sabes que te amo verdad?- besó mis labios y yo negué. El levantó una ceja y me cargó.
–¡Bájame!–exclamé. El corrió más rápido hacia el agua, me aferré a el y nos aventamos al agua. - Eres un maldito engendro del mal.- exclamé y le aventé un poco de agua. El nadó hacia mí, me tomó por la cintura y me atrajo hacia él.
–Aléjate de mi.– me movía entre sus brazos para salir pero fue inútil. - No te voy a hablar.- voltee mi cara.
–Entonces no se que haré con los tacos que acabo de comprar, también te había traído un bote de Nutella..– murmuró.
–¿Cómo dices que dijiste?– voltee a verlo con una sonrisa de oreja a oreja, él comió a reír tomé su rostro y lo llené de besos.
–A veces me da ganas de llenarme el rostro de nutella para que me beses así más seguido.– reí. Me colgué en su espalda y salimos del agua.
–Eso me vendría bien– murmuré seductoramente. Entramos al hotel y subimos hacia nuestra habitación.
–¿Donde esta mi Nutella?- me bajé de su espalda y el rió, voltee a ver hacia la mesa del hotel y ahí estaba mi precioso bote de popo de unicornio. Corrí hacia el y lo tomé en mi manos.
– Santísimos unicornios te tengo en mis manos, tranquilo bebé, mami está contigo, no te dejaré solo con este cara de turipache de nuevo– comencé hablarle a mi bote de Nutella mientras lo meneaba como un bebé.
-Estas loca, pero así me encantas.- sonrió, caminó hacia mi y besó mis labios.
–¿Recuerdas cuando por fin le hablé a Don Lucas de ti?– pregunto abrazando a mi chico.
-FLASHBACK–
Caminaba nerviosa por toda la sala esperando la llegada de Darren, mi padre se encontraba sentando en el sofá viéndome caminar de un lado otro mientras negaba con su cabeza divertido.
–Tranquilízate Rachel, prometo no matarlo.– dice tomando el periódico y leyendo un poco las noticias. Lo miré con descaro y tome mechones de cabello jalándomelos nerviosa. El timbre comenzó a sonar haciéndome dar un brinco del susto.
Cierro mis puños nerviosa y camino hacia la puerta, abrí la puerta y afuera se encontraba Darren con dos ramos de orquídeas y con una cara de hacía notar su nerviosismo.
–Hola– lo saludo con un beso en la mejilla y lo dejo pasar.
–Toma, estas son para ti– dice tragando saliva y secando el sudor de su frente, le sonreí agradecida–Estas son para tu madre– menciona y asiento.
–¡Mamá! ¡Darren esta aquí!– grité para que mi madre lograra escucharme ya que se encontraba en la cocina.
–¡Hola, Darren!– lo saluda entrando con un plato de aperitivos y una jarra con jugo de naranja.
–Hola, señora. Estas son para usted– saluda Darren entregándole las flores a mi madre.
–Muchas gracias, son preciosas– dice mi madre tomándolas–No me digas señora, me haces sentir muy vieja. Dime Amelia.– sonríe mi mamá y Darren asiente. Él y yo caminamos hacia él la sala y nos sentamos juntos enfrente de mis padres.
Darren jugaba con sus manos nervioso mientras yo trataba de no morir de vergüenza en ese momento. Mi padre nos miraba con una ceja levantada esperando que alguno de los dos hablara pero ninguno hacía el intento de hacerlo.
–Con qué tú eres el famoso Darren– rompe el silencio mi padre, mientras mi madre tomaba su mano.
–Si, señor.– dice Darren con la voz entrecortada.
–¿Cuáles son tus intensiones con mi hija?– pregunta yendo directamente el grano, mordí mi labio nerviosa mirando a Darren.
–So-son buenas señor, qui-quiero estar con ella y ha-hacerla feliz– habla Darren y yo cierro mis ojos.
–¿Cómo me aseguras que no la lastimarás de nuevo, niño?– ataca mi padre y lo miro mal, le dije que no mencionara el tema.
–Lucas– reprocha mi madre dandole un apretón en su mano.
–¿Qué? Tengo que saber que clase de chico desea unirse a la familia– bufó mi padre y mi madre sonríe divertida.
–Se lo aseguro señor, no volveré a hacer que su hija derrame una sola lagrima por mi culpa– dice Darren con un poco más de seguridad. Mi padre asiente y lo analiza con la mirada.
–Muy bien, Darren– dice y toma un vaso para servirse un poco de jugo. –¿Te gusta la medicina?– pregunta mi padre cambiando de tema y aligerando el ambiente. Respiro aliviada y tomo la mano de Darren con una sonrisa.
–FIN DE FLASHBACK–
–Tu papá me ama.– rió.
-¿Disculpa? Solo yo te puedo amar, eres mío.– el rió, destape mi Nutella, le embarré un poco en la cara y lo bese.– Lo más exquisito que he probado en toda mi patética existencia.- relamí mis labios, el sonrió pícaro, besó mis labios.
-Me encantas- susurró entre mis labios.
-y tu a mi- sonreí. Y obviamente tenía una broma preparada para el, caminé hacia al armario y lo abrí.
–Te traje algo–sonreí picarona, saqué dos botes de crema batida, corrí hacia él y se lo embarré en la cara.
–¡Basta!–gritó y yo reía como foca retrasada, mientras le embarraba la crema batida. El corrió hacia mi y me abrazó logrando embarrar la crema batida.
-¡No!-grité divertida, junto sus labios con los míos, enrollé mis piernas en su cadera envolviéndomelo entre sus brazos y disfrutando de sus ricos besos tan adictivos.
Definitivamente él es lo mejor que pudo llegar a mi vida.
