La tortura comenzó cuando la estúpida alarma comenzó a gritar. Abrí mis ojos de golpe, estiré mi brazo hasta la mesita de noche y le di un fuerte golpe a la alarma, estúpida alarma.Me levante perezosamente de la cama, mi pie se enrolló con la cobija y mi rostro impacto en el suelo.
Maldita sea.
Abrí mis ojos, de nuevo, mi mirada era borrosa pero podía distinguir un objeto que nunca había estado ahí a lado de la puerta. Frote mis ojos y mis vista se aclaró dejando ver lo que ayer había imaginado de Andrew me regalaría.
Es un violín.
-¿Soy yo o es un sueño?- pregunté para mí, me levante del suelo y camine con miedo hacia el violín y lo tomé con cuidado. Espero y no sea otras de las bromas de Andrew.
Es real, ¡Es real!
Deje a mi nueva bebé en su lugar, abrí la puerta de mi habitación y salí corriendo hacia la habitación de Andrew, abrí la puerta de su habitación azotándola, corrí hacia su cama donde se encontraba durmiendo y me aventé en el comenzando a saltar.
-¡Despierta pequeña sabandija! ¡Despierta! ¡Santa Claus vino! ¡Me trajo mi regalo! ¡Despierta!- exclamaba emocionada saltando por toda la cama, Andrew tomó una almohada y se la puso en su cara.
–Aún no estamos en diciembre, idiota- murmuro fastidiado intentando dormir.
-¡No importa! ¡Santa Claus vinoo!- quite la almohada de su rostro y sonrío. - ¡Eres el mejor Gordo panzón del mundo mundial!- exclamé y lo abrace fuertemente.- Gracias, Sabandija.
-No hay de qué, Grinch- correspondió al abrazo.
(...)
Un olor peculiar invadía mis fosas nasales. Tomé mi mochila mientras continuaba con mi lectura matutina, Andrew pasó a mi lado volteándome con dirección a las escaleras y viendo que bajara sin tropezarme.
–Ese maldito vicio te matará un día de estos.–dice una vez llegamos a la planta baja.
–Shhh. No me desconcentres.
–Buen día, Ma– saluda Andrew a nuestra madre. Camino hacia ella y le doy un beso sin quitar la vista de mi libro. Sin necesidad de verla se que en este preciso momento esta negando con la cabeza.
–Mami, ¿hay tostadas de Nutella hoy?– pregunto deseosa de aquel manjar.
–Aquí tienes, mi vida–dice poniendo mi postre favorito en la mesa junto con unos panqueques. Papá se une con nosotros acomodándose la corbata y tomando un poco de café. Mi madre le entrega el periódico y se sienta junto con nosotros.
–¿Hay algo nuevo hoy de la escuela que debamos saber?–pregunta mi madre. Andrew y yo nos miramos tratando de recordar si habíamos olvidado decirle algo a nuestros padres.
–Creo que por el momento, nada.–digo sin tomarle mucha importancia y Andrew asiente llevándose unos panqueques a sus labios.
–Rachel, ¿Ya me contaras de ese chico con el cual estas saliendo?–pregunta mi papá sin dejar de ver el periódico. Mi garganta se atora con la tostada y Andrew reprime una risa.
–Uff, es tarde. Tengo que entregar un ensayo a primera hora– digo viendo mi reloj imaginario y tomando mi café de golpe.–¡Tengo que irme!–Me levanto y llevo mis platos al fregadero.
–Rach– me llama mi padre de manera amenazante.
–¡Tarde!– exclamo saliendo de la cocina a toda velocidad y tomando mis cosas.
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Mi Apuesta Favorita (editando)
Ficção AdolescenteDéjame contarte una historia, una historia conocida por muchas personas en todo el mundo. Diferentes adaptaciones, diferentes palabras, diferentes descripciones. Pero una misma situación. Déjame contarte una historia cliché, una historia como mucha...