Capítulo 37

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Abrí los ojos, sentía que mi cuello dolía como mil demonios. Miré a mi alrededor lentamente, estaba sentada en el suelo en los los brazos de alguien, Voltee a ver de dónde provenían aquellos fuertes y cómodos brazos que me sostenían y era Sam.

–Buenos días niña del mal–saluda sonriéndome

–Buenos días, Risitos.- murmuré, me levanté del suelo de golpe y sentí un mareo horrible.
Debo de dejar de hacer eso.

-¿Estás bien?- asentí y lleve una mano a mi frente, caminé hacia el baño, tenía unas ojeras y ojos súper hinchados. En ese momento me odiaba demasiado por volverme frágil por la misma persona que tanto me había lastimado, moje mi rostro y salí del baño.

-¿Qué día es hoy?- Pregunté saliendo del baño, Sam jugaba con el Scuishi, el pequeño Hámster viejo, Sam se volteó a verme.

-Sábado.- asentí. Sam se volvió a mí y suspiró.

–Insisto, no es justo que hayas derramado más lágrimas de nuevo por ese idiota– reprochó acercándose a mi.

-Flashback-

-¿Una apuesta?- sonrió Jasom

-Venga, ya se estaban tardando– sonrió Darren

-Bueno la apuesta consiste en enamorar a Rachel Hodson.–hablo Mark

–¿Quien Rachel? ¿El ratón de biblioteca?- dice Darren soltando una carcajada.

-Fin de Flashback-

–Rachel, regresa.- parpadee, miré a Sam y medio sonreí. Un año, Un maldito año de sufrimiento, lágrimas, dolor, con el tiempo superarlo y viene y derrumba mi mundo de nuevo.

¿Qué más quieres de mi, Wilde?

Horas pasaban y yo no salía de mi habitación, Sam se había ido dos horas atrás, su madre tenía cita con el doctor. Nadie está en casa, Andrew regresó a nuestra antigua ciudad por algunas cosas y a ver a su chica, mis padres en su curso. Y yo sola en casa, como los viejos tiempos.

Mi vista se encontraba en un punto fijo, sumida en mis pensamientos, ni si quiera se me apetecía leer. La noche comenzaba a caer, los grillos a cantar y yo tirada en mi cama sin hacer nada.

Ruidos se hicieron presentes en mi ventana, como si aventaran piedritas en ella, fruncí el ceño, me levanté de la cama y me asomé a la ventana, vi la sombra de una persona, abrí la ventana y saqué mi cabeza.

–¿Quién anda ahí? Por favor lárgate de aquí y haz algo productivo con tu vida en vez de estar jodiendo la mía.–espeté. Mire a todos lados pero no había nadie. Iba a cerrar la ventana pero una voz me lo impidió.

-Dulce princesa, deja caer tu cabello para que pueda subir...creo que es algo así ¿o no? ¿Cómo era? Demonios–Exclama Darren saliendo de la oscuridad donde se encontraba escondido , rodé los ojos.

–Deja tus malditas cursilerías y lárgate.–cerré la venta y me senté en la cama. Más piedras sonaban en mi ventana, caminé frustrada hacia ella y la abrí.

-Mira maldito aborto de mono, deja de aventar esas estúpidas piedras a mi ventana, si la rompes no te la acabarás.- exclamé.- Así como lo hiciste conmigo.- susurré para mi

-Baja- me pide con una sonrisa y yo suelto una carcajada sarcástica.

–Ay si, voy corriendo a tus brazos, te perdono, me perdonas y todos felices. ¡Ja! Esto no es una maldita telenovela Wilde.– espeté.

Mi Apuesta Favorita (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora