Capítulo 3

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Capítulo 3

Si bien mi madre me había dado la espalda para unirse con el enemigo, no había problema. Pues ni en un millón de años me dejaría doblegar y mucho menos cuando tenía la razón absoluta. Lo lógico en una situación normal sería que la madre, la cual es la cabecilla de la familia, se dirigiese a la única hija que le queda en el país, y juntas intentaran solucionar el penoso problema en el que estaban envueltas. Porque eso es lo que él era, un ¡problema! Me había imaginada muchas veces compartiendo chismorreos y viendo películas de romances absurdos con una chica tranquila y callada con acento divertido, pero en su lagar había llegado un gamberro en potencia.

Mi recriminé a mí misma por lo malvada y poco flexible que estaba siendo, pero ese chico me ponía los pelos de punta, y eso solo debía significar un mal presagio.

Cigarrillos.

Tatuajes.

Una motocicleta.

¡Esa era la prueba más infalible! Él tenía una demoniaca arma que solo utilizan los chicos problemáticos ¿no? Yo no me llamaba Abby y el ni por poco era Travis Maddox para que todo esto fuera una versión 2.0 de Hermoso Desastre* lo que muy bien podría ser, sería un caso de más del programa Investigation Discovery.

Estoy siendo un completo ogro y eso me hace enojar mucho más. Pero es su culpa y solo de él. ¿Qué tal si no es tan malo como crees? Escuché a una vocecita débil en mi cabeza. Me la podía imaginar como una mini yo usando una toga blanca y larga sumada con una aurora dorada brillando sobre mi cabeza y un arpa en mi mano.

Pues hasta ahora las cosas no pintaban nada bien y hasta que él no me demuestre lo contario, no pararía de despotricar en su contra. Hasta su apellido lo de muestra: Malik, M a l o.

Estas siendo muy infantil.

Escondida entre el buro de la cocina y la nevera terminé de comerme el sándwich de mermelada que me vi obligada a preparar, todo por no terminar la comida. Gracias a...

—¿Qué estás haciendo ahí? —la voz de mi madre me sobresaltó, ocasionado que un pedacito de pan se atora en mi garganta. Comencé a toser como loca.

—Vamos levante del suelo, ten.

Temblorosa debido a los espasmos de mi cuerpo acepté el vaso de agua agradecida.

—Emma ¿Por qué has tratado a Zayn de esa manera? —su voz era exageradamente cuidadosa, era ese tipo de voz que se emplea para dirigirse a una persona que esta fichada como demente.

Fruncí el ceño.

—¿Y cómo lo he tratado? —reproché a la defensiva—. Él fue el que comenzó todo esto, él incluso...

Me detuve abruptamente no sabiendo si debía mencionar o no lo de los cigarrillos pero ¿Por qué me detenía ahora?

—No fue su culpa Emma, fue nuestra, más bien mía, debí ser más objetiva con la selección pero estaba confiada y fue una equivocación.

La miré con interés.

—La institución también debió avisar, ellos sabían que postulamos por una chicha, una chica...

—Si tienes razón, quizás todos tuvimos un poco de culpa, pero no por eso debemos, ni debes tratarle mal.

—¿Y qué hay de él? De su comportamiento.

—¿Qué pasa con eso? No he notado nada malo en él, más de lo que tú me dices.

—¡Está fingiendo! Está claro que no le conviene comportarse como un imbécil contigo mamá.

Someday Mine |ZM| En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora