02✦blonde.

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Maldije por lo debajo al notar como aquella chica de cabellos claros—no totalmente rubios—, se escondía detrás de la espalda de lo que parece ser su marido.





—Dwight—lo llamo entre tartamudeos, este, sin embargo no voltea a ver las acciones torpes que hacia su esposa—, tengo miedo.




¿Es qué siempre dice lo mismo?




A pesar de que a regañadientes, los he seguido. Comenzaba a fastidiarme que cada cinco minutos, cometiera una estupidez innecesaria que siempre es ignorada por su esposo.






¡Mátala, no seas marica, tienes un arma en la puta mano, solamente jala el puto gatillo, ¿o tienes miedo mariquita?!




Golpeo repetidamente mis sienes para poder ignorar aquella voz, aquella voz que se muy bien de quién es; —Cállate, 304—le regañó entre dientes, provocando que la pareja se gire a mi, un poco incrédula— ¿Qué me están mirando?, regresen a lo suyo, dejen de ser un estorbo.



—Como diga señor —él que se hace llamar »Dwight« con un rodeo de ojos sumamente fastidioso, vuelve a su camino.




Pero su esposa no lo hace.



—¿Por qué, eres malo? —pregunta con lágrimas en sus ojos.



No, no, no, no.




—Te juro que si te pones a llorar, te terminare matando. —advierto provocando que de un salto, de una manera sumamente rápida gira a su esposo, que por el momento se mantenía a pasos grandes, lejos de nosotros— y a él también.



—Para —pide con labios temblorosos—, me estás asustando.





Córtale el cuello de lado a lado, se bien que tú quieres.



—¿Te puedo hacer una pequeña pregunta? —susurro un poco cohibido, esta asiente de poco a poco— ¿puedes mirarme a los ojos?


Definitivamente eres marica, si pudiera asesinarte lo haría ahora mismo; ¿qué no ves el estorbo que eres para la humanidad? Eres solamente un pedazo de mierda, ¡mátate! Tienes una puta arma en la mano, hazlo. ¡Hazlo, hazlo, hazlo...!



Las voces se callan.
Tragó saliva un poco asustado por ellos, pero los ojos de ella me observan fijamente, mostrándome esos orbes grandes y profundos.




—Eres raro—susurra desviando mi mirada de la suya.


¡No hagas eso!


A zancadas grandes, le tomó de la muñeca. Provocando que regrese de una manera asustada hacia mi, esta tiembla ante mí tacto, pero al observar mi rostro, deja de temblar un poco, y cogiéndola de la cintura, frunzo mi ceño molesto, demostrándole que a cualquier cosa que haga; me molestara.



—Cada vez que te pida que me veas a los ojos, lo harás —ordene en voz alta y firme. Ella titubea un poco— y una cosa más, odio que las personas lloren. Así que ahórrate el lloriqueo.



Vuelve a asentir.



—¿Qué no hablas? —ataque.

—Si, Si—tartamudea un poco a la vez que asiente constantemente.



Fastidiado la suelto con un leve empujón, que es suficiente para que su cuerpo de un par de pasos atrás de mi, esta se hace un mechón de su cabello atrás de su oreja.


—¿Pasa algo? —la voz del rubio, nos hace girar.



Observo de reojo a la pequeña rubia que está a mi lado, esta traga saliva un poco.



—No pasa nada cariño. —responde con una sonrisa.




Buena chica.

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