13✦pain.

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Pase mis manos por mi rostro frustrado, Paula y Molly que se encontraban arrodillas junto con Dwight. Me mostraban no más de veinte latas de conserva y una estúpida caja de medicinas.



—¿Saben lo que es esto? —demando claramente molesto ante lo que me han traído, los tres presentes tensan la mandíbula, y atrás de ellos se encuentran un par de hombres que ante mi respuesta, tiemblan—; Pueden traer gente, pero la gente muere si no hay comida. ¿Entienden eso?



—Vimos una comunidad—comenta Paula alzando un poco la mirada —; podemos quitarles sus cosas.

—¿Ladrones? —cuestionó con una risa ronca provocando que mis tres seguidores me observen con confusión—, ¡No me vengan a hablar de eso ahora! —golpeó con fuerza el escritorio.



Paso mis manos por mi rostro, frustrado, el sonar del reloj provoca que mis nerviosos comiencen a parecer; niego con la cabeza molesto, sin saber qué hacer.





Son unos inútiles.



No te sirven.



Mátalos.





—Mi esposa—comienza hablar Dwight, viéndolo inmediatamente este alza su vista—, mi esposa es de campo. Sabe cultivar cosas diferentes, con el tiempo podemos tener cosechas o algo así, solamente hay que encontrar semillas. Ella sabe sobre la tierra fértil, cuidado, etc.




—Al fin comienzas a usar el cerebro Dwight—comentó con burla ganándome una mirada de fastidio por el mencionado—; hay que ir por Bea.



Los postrados se levantan y nos encaminamos a la salida del lugar, en las rejas de la fábrica comienzan a llegar los mordedores. Observando sus rostros, rodeo los ojos y llevo mis manos a mis bolsillos, en busca de la rubia.




—Eeny, meeny, miny, moe.


El sonido de una canción ser tarareada provoca que detenga mis pasos, confundido a tal melodía. Con la mirada busco a esa pequeña voz, mis ojos admiran la figura de la rubia que trata de hacer equilibrio en una barra del suelo, a un costado de la fábrica.




—Esa zona no a sido despejada,—me digo a mí mismo en un susurro.



Abriendo mis ojos a tope, lo único que puedo escuchar es su risa al compás que sigue tarareando, mis pies se mueven por sí solos a su dirección.


Puedo notar como un gruñido resuena en mis oídos, y una sombra se coloca atrás de ella.




—¡Bea! —la llamo en un grito, esta se gira con una sonrisa hacia mi. Pero esta se borra y es reemplazada por un grito demasiado agudo.





—Esto tenía que pasar—susurra BlurryFace en mi oído.

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