38✦troubles.

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Tomando a Lucille, y con una sonrisa que no puedo describir, golpeo las rejas de Alexandria; mi bate provoca un sonido hueco y mis hombres apuntan desde arriba de la camioneta.




—¡Toc, Toc! —digo golpeando con más fuerza—, ¿Está Rick en casa? Queremos jugar con él, ¿Qué dijimos sobre la puerta, Grimes?



Dando un par de pasos hacia atrás, la reja es abierta, sonriendo con victoria: Billie, Rubén, y Dwight se colocan a lado mío, apuntando con sus armas en alto.




Y como es de esperarse, Rick se encuentra con las manos en la cadera, mientras que Daryl está a su lado derecho y el asiático a su izquierdo, he de suponer que toda la comunidad se encuentra atrás de él —o la mayor parte de ella—; dándoles una mirada rápida, observó que Bea no está entre ellos.




—No deberías estar aquí—advierte el rizado, se encoge un poco de hombros y frunce el ceño—, es sentido común ¿no lo crees?


—Ahora trabajas para mí, Rick. Y aunque no lo parezca, yo llevo ventaja en esto —escupo apretando un poco a Lucille.


Por el rabillo del ojo, observó como Maggie, con una felicidad increíble, se acerca al asiático para después abrazarlo de costado, aunque este no pueda notar su presencia.




—Seamos razonables Grimes, tú tienes algo que es mío. Lo quiero de vuelta—demandó, y esta vez con él, no uso la ironía. Mi voz suena ronca y directa; lo cual puedo ver cómo le afecta, porque da un paso hacia atrás—, así de fácil y sencillo.




—¿Fuiste razonable con lo de Maggie? —ataca

—¿Y tú lo fuiste con lo de la base del norte?—digo frunciendo aún más mi ceño—, mira, tú me odias, yo te odio, todo perfecto, pero, odio que toquen lo que es mío. Y tú lo has hecho, ya.



Ríe un poco, niega con la cabeza, y se encoge nuevamente de hombros, con una seña con su mano, un hombre de cabellos rojos, se acerca con Bea, ella al verme sonríe, pero la furia me llega al límite cuando su ojo izquierdo está teñido de un color púrpura con rojo.





—¡¿La golpeaste cabrón?!—exclamó caminando con pasos Fuertes hacia él, sin embargo, este le apunta en la sien a mi rubia, obligando a que me detenga—, no juegues conmigo— masculló entre dientes.




—Te doy a Bea, si no vuelves a molestarnos a Alexandria ni a Hilltop ¿trato?




Ante la petición de Rick ladeo un poco la cabeza, y niego con la cabeza. Este confundido, se tensa, alzando a Lucille, todos mis salvadores, la base del norte, del sur y del oeste, se encuentran atrás de mi, con armas en alto.





Alexandria a lado de nosotros, es nada.





—¿Quieres seguir jugando Rick?—pregunto con gracia en mis palabras, él observa de una manera incrédula a mis salvadores—; ya sabes quién tiene ventaja, y quien ganara. ¿Quieres que mueran otros de tus hombres? Quizá vaya por el esposo de Maggie.



—¡No estoy jugando!—dice Rick y ahora con más rabia aún, jala de una manera brusca a Bea hacia él.




El lloriqueo de ella, provoca que mis sentidos se vuelvan agudos, puedo escuchar como repetidamente dice que tiene miedo.




—No debiste hacer eso—comente relamiendo mis labios, mientras que aviento a Lucille al suelo.






Si, si, si, si, si. ¡Vamos Negan, tú puedes, demuestra quien dominará este mundo!




No tengas piedad.




Se lo merece.







Mis hombres a la par que camino ellos lo hacen, Rick de una manera cobarde o astuta, coloca su revólver en la sien de Bea.




—No quieres esto—advierte retirando el gatillo, un grito por parte de la rubia resuena—, solo debes irte y cumplir tu promesa.



Apretando los labios, veo como Bea comparte un par de miradas conmigo, pero su estúpida acción me deja sin palabras, ella muerde la mano de Rick provocando que este la aviente al suelo, y como si fuera un pequeño ratóncillo, llega a mí a la par que se esconde en mi espalda.




—Son malos—repite entre lágrimas y se aferra a mi; aunque sus temblores me hacen sentir una preocupación terrible hacia ella. —, son malos.




Mi estómago se revuelve al notar que su piel es más pálida de lo normal, y sus lágrimas bajan sin intención de detenerse, su ojo muestra un aspecto terrible, lo púrpura y lo rojo comienzan a combinarse con más colores, y sus pupilas están rojas.

—Ataquen—ordeno sin más.




Los salvadores con unas sonrisas en sus rostros, se acercan con lentitud hacia Rick. Este al notar su error, ordena a su gente que dispare, aunque sé muy bien, que él entiende que la ventaja, ahora es mía.



—¡Negan! —grita a todo pulmón Bea.




Solo puedo sentir como mi cuerpo choca contra el suelo y recibo un golpe en la quijada.





—¡La mataste, la mataste, la mataste! —exclama una voz claramente masculina—, ¡eres un asesino!




—¡Déjalo, Déjalo! —suplica en llanto la rubia.





Solo puedo ver el rostro del coreano envuelto en furia, mientras que Maggie llora a un lado suyo.

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