Recargo mi espalda en la pared, y me dedico a escuchar la conversación que tienen ambos rubios.
—¿Y te duele?—pregunta Bea en tono infantil. Dwight ríe un poco, y se puede escuchar su negación en bajito—; ¿Qué te pasó?
—Me caí sobre una plancha y me queme el rostro, todo fue un accidente siempre pasan ¿no es así? —miente el rubio.
No puedo asegurar la acción de Bea, pero estoy seguro, de que asiente en respuesta dejando tras de sí un silencio.
—Se lo que sientes por Negan, no tienes porque tener miedo en decírmelo—comenta la voz ronca de D—; no debes tenerme miedo.
—Soy una tonta ¿No es así?...
—No, no, no, no, no—niega repetidamente su esposo, antes de que se suelte en llanto su esposa, un par de pasos indican que el se a acercado a ella—; eres la persona más lista que e conocido.
—¿No estás molesto? Papá cada vez que se molestaba golpeaba a mamá, ¿me lo merezco?
Tragó saliva ante ello, y sostengo con fuerza el mango del bate por cualquier sonido extraño que suene dentro de aquella habitación.
—Por supuesto que no—ataca indignado—, te mereces todo lo bueno que hay del mundo ¿si?, el día que me case contigo, te jure que haría todo por hacerte feliz. Y si Negan, te hace feliz. Debes irte con él.
Su respuesta provoca que de un brinco en mi lugar; y confirme todo aquello en lo que tenía dudas, realmente Dwight la ama, daría todo por ella; y me lo a demostrado.
Nuevamente los pasos se escuchan, y puedo ver cómo el rubio sale de la habitación, se detiene sin verme, y yo simplemente observo su perfil derecho donde ahora reposa una cicatriz —que yo provoque—, en él.
Dwight cierra la puerta tras de sí, me observa.
—No creas que no te odio—advierte con asco—, te aborrezco con cada parte de mi ser, pero aunque me duela, lo hago por ella, Bea merece ser feliz, quiero que ella sea feliz.
—Ya lo es—demandó colocándome recto.
Dwight, dando zancadas grandes, comienza a caminar por el pasillo, pero antes de desaparecer de mi vista, se agacha y deja con sumo cuidado algo en el suelo.
Curioso me acerco a lo que a dejado; quizá había subestimado todo lo que él en manaba respecto a Bea, en el suelo, se encontraba una despedida clara, pero unos sentimientos seguros, todo lo que sentía por ella, reposaba en el suelo; cumpliendo su promesa de hacerla feliz, se retira sin más, con éxito en su objetivo de ver al amor de su vida con aquello que nadie logra conocer por completo; la felicidad y yo admirando aquello, me detengo...
Enfrente de una argolla de compromiso.