Al profesor Whide le encantó mi maqueta. Tanto así que decidió quedársela para usarla en una exposición.
Pero mi felicidad se fue al desagüe cuando recordé que tenía castigo. Me dirijo lentamente al salón de la vieja Montgomery, casi arrastro los pies por la tortura que me espera, no solo era la molestia de tener a Connor a mi lado sino también el de no hacer nada.
Abro la puerta y me adentro al salón, otros cuatro chicos de los cuales solo conozco dos y son de mi clase de español también se encuentran aquí. Tomo asiento en una de las primeras mesas y así comienza mi castigo, mirando hacia el techo.
Montgomery hace su aparición con su cara de perro rabioso, eso me da la pista de que no permitirá que saque mi bloc de dibujo ni mis lápices. Al pasar unos cinco minutos, un Connor sonriente entra junto con su amigo, Bart Taylor.
—Tarde, señor Pirce—Mongomery riñe a Connor y luego voltea hacia Bart—. Señor Taylor, ¿qué hace usted aquí?
—Bueno, Julia de mi corazón, ¿puedes creer que tu novio me mando para acá porque le dije que tú estabas buena?
—Y en mi defensa, yo solo guiaba a Bartolomeo, el pobre no conocía la sala de castigos—interviene Connor aún con su sonrisa en la cara.
Sé que los intocables son unos idiotas pero ellos enserio me divierten... algunas veces.
—Solo... siéntense. ¿Y señor Taylor?
— ¿Si, mi amor?
—Respeto. Solo pido respeto.
—Mi amor, haré lo posible para que te enamores de mí, yo soy solo tuyo—guiña un ojo mientras que Mongomery rueda los suyos.
Los dos intocables se sientan al lado mío. Literalmente, tengo uno a cada lado. Frunzo mi ceño y sigo observando el techo, de repente, siento un rostro muy cerca del mío y cuando volteó, me encuentro con que Bart está mirando en la misma dirección que yo con el ceño fruncido.
— ¿Qué estás viendo?—me pregunta.
—Yo... emm... ¿el techo?
— ¿Qué tiene de interesante el techo?
—Bueno... es más interesante que vernos todos las caras, ¿no?
—A mí en realidad me parece más interesante vernos los rostros—interviene Connor—. Me gusta ver el tuyo, señora lápiz.
Enrojezco rápidamente por el comentario de Connor. ¿Qué diablos le ocurre?
—Espera, ¿ella es la señora lápiz?
¡Ay no! Otro que ya me llama así. No me extraña que todos los intocables me conozcan por ese tonto sobrenombre.
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Regálame un lápiz | Los Intocables #1
Short Story¿La típica historia de amor en donde el chico choca con la chica accidentalmente, se miran fijamente a los ojos y es amor a primera vista? Primero, no chocamos. Segundo, trato de no mirarlo. Y tercero, no creo que haya sido amor a primer...