Hasta que la muerte nos separe.

189K 7.9K 2.8K
                                    

ADVERTENCIA: NO LEER si no has terminado la serie. NO LO LEAS, NO SEAS TERCO. Vuelve cuando hayas terminado ;) 

Saber que tu primer hijo se va a casar con su novia puede ser algo impactante. Vale, muchos se lo esperan, hasta yo me lo estaba esperando—era obvio, en realidad—, pero igual el golpe te deja un moretón fuerte en el corazón. Joder, soy su madre y él sigue siendo mi bebé.

No señores, no está hablando la mamá fallecida de Connor o papá Pirce, tampoco lo hace la madre de Daisy o su celoso papá adicto el beisbol, no, está vez habla la espectacular, maravillosa y excelente madre biológica de cada uno de los intocables, que aunque está muy orgullosa en lo que ellos se han convertido, sigue enojada hasta morir porque adivinen: ¡No la invitaron a la boda! Yo, Simy Quintana—aquí dando mi nombre, aprovechen de buscarme en las redes sociales y me dan unos cuantos me gustas a mis fotos—, la cual tuvo una relación intensa con el teclado de su computador y le ocasionó celos y peleas a la relación que tenían su cerebro y corazón para hacer a estos niños y ellos... no me invitaron... ¡Me mandaron vídeos! ¿Saben que es eso?

Ofendida, herida, decepcionada y estafada. Así me siento, señores.

Ya sé, ya sé, a ustedes no les importa cómo me siento, ustedes solo quieren saber que paso en la boda de Connor y Daisy, les podría decir que no sé nada, pero para su buena fortuna una madre siempre sabe lo que sucede alrededor de sus hijos—esto es mentira, solo me quiero hacer la sabihonda—, así que les contaré un poco de lo que sé.

Primero, Daisy Rogers fue llevada a un club de strippers para su despedida de soltera. Estoy orgullosa de Amy, Sophie, Cristine, Christie—esas dos todavía me confunden con sus nombres—, y Livana por haber organizado aquello, y si se lo preguntan, si, Daisy toco mucho... y no fue un teclado de un computador como lo hace su madre todos los días. Mi vida es triste, lo sé. Tampoco fui invitada a esto, otra indignación.

Pero tengo los detalles sucios: Livana dejó de lado su timidez y bailó entre dos bomberos, Sophie cantó las mañanitas con un mariachi sexy, Cristine se la pasó bomba con un chef, Christie se enrolló con un motero, Amy estuvo con un veterinario sexy—que según sus gritos al bailar sería el nuevo papá de Mimi por que le haría gratis la consulta—, y por supuesto la novia quien irónicamente recibió un baile sexy con un tipo que tenía puesto un bóxer de lápices amarillos. Hubiera sido yo y me hubiese reído del pobre chico, aunque los lápices parecen serle atractivos a Daisy, niña loca.

Escucho sus gritos a millón, ¿qué pasó con Los intocables? No lo sé, no estoy enterada de eso y me molesta. Solo puedo decirles que Bart terminó con una nueva perforación en su cuerpo y no quieren saber dónde fue.

Ahora hablemos a una semana después de eso, un día antes de la boda y pasó lo peor: A Daisy no le entraba el vestido. Uinss, si supieran la desesperación que pasamos—y digo que pasamos porque ahí si tuvieron la decencia de invitarme—, la pobre Daisy no paraba de llorar diciendo que estaba gorda. Y lo estaba, de hecho tuve la indiscreción de preguntar si estaba embarazada. Ahora que lo pienso, tal vez por eso me negaron la entrada a la boda.

Después de muchos chillidos la modista le prometió que todo estaría listo para el día siguiente—claro, la mujer estaba cobrando bien sus honorarios—, por lo que hizo tranquilizar a Daisy.

Si si, yo sé que quieren saberlo con detalles, quieren que les diga todo lo que pasó desde que Daisy se puso al día siguiente su vestido y Connor su caliente traje de pingüino hasta que ambos destrozaran sus disfraces de boda y estuvieran follando como conejos, son unos cochinos.

Muy bien, un sábado del caliente mes de agosto, Daisy Rogers iba a renunciar a su apellido para ser oficialmente Daisy Pirce, ahora que lo pienso que feo suena. Uy, pobre Daisy. Ok, enfócate Simy, seguimos... Se colocaba el vestido blanco con miedo... Lo siento, no puedo evitarlo, otra pausa. ¿Por qué eligió un vestido blanco? Dios mío, ya Connor se la comió completita, esa niña de virgen no tiene nada, ¿eso no es lo que significa el vestido blanco? Debería ensuciárselo de negro por ser tan impura, la muchachita esta.

Regálame un lápiz | Los Intocables #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora