Capítulo 26.

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A mitad de película, Connor fingió un bostezo y colocó su brazo en mis hombros

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A mitad de película, Connor fingió un bostezo y colocó su brazo en mis hombros. Rodé los ojos cuando lo hizo, no pudo ser más predecible su acción.

La película está buena, realmente elegí bien, tenía tiempo sin reír tanto como lo he hecho hoy con esta película. De repente, una escena algo subida de tono aparece en la pantalla haciendo que me sonroje. Connor me mira de reojo y empieza a reír a carcajadas haciendo que toda la sala mire hacia nosotros. Algunas personas empezaron a lanzarnos palomitas y yo trato de callar a Connor.

Después de unos minutos, la película llegó a su fin. Connor toma la bandeja que se encuentra en el suelo de la sala y procedimos a salir.

—Realmente escogiste bien, me encantó la película—dice con una sonrisa. Vuelve a tomar mi mano para empezar a caminar hacia el área de comida—. ¿Qué tal una pizza?

—Me parece bien. A pesar de haber comido todas esas cosas, tengo hambre.

Nos dirigimos al restaurante de pizzas y hacemos la pequeña fila, al ser nuestro turno, Connor pide nuestra orden y luego de pelear por quién pagaba la pizza, lo termina haciendo él. El chico de la caja, nos entregó una ruedita que sonaría cuando nuestra orden estuviera lista, buscamos algún asiento libre pero era algo difícil, la feria estaba repleta. Una pareja a lo lejos se levantó de una de las mesas y nosotros prácticamente corrimos al ver como otros chicos también tenían pensado sentarse ahí. Connor tomó asiento en una de las sillas rápidamente mirando con superioridad a los otros chicos, me reí al ver su rostro y me senté junto a él.

—Conseguimos un lugar.

—No me digas—digo aun riéndome y él me observa con atención.

— ¿Te estás divirtiendo?

—Lo más seguro es que después me arrepienta de decir esto pero sí, Connor. Es la cita más divertida que he tenido.

La ruedita empieza a sonar indicando que nuestra orden estaba lista, Connor se levanta y busca nuestra pizza. Se sienta en la mesa y me sonríe.

—Buen provecho, señora lápiz.

Muchos pedazos de pizza después, entramos al auto para dirigirnos a casa. La plática de regresó consistió en risas, no podía evitar reír por cada tontería que decía Connor. Después de unos minutos, ya estábamos estacionando frente a casa de Connor, él bajó del auto y abrió mi puerta, luego caminamos hacia la entrada de mi casa.

—Me divertí mucho, Connor.

—Entonces... ¿No te arrepientes de haber salido conmigo?

—Definitivamente no—respondo con una sonrisa.

Nos observamos por varios minutos hasta que Connor acercó su rostro lentamente al mío. Él iba a besarme y yo lo dejaría hacerlo. Nuestros labios estaban a punto de tocarse cuando abrieron la puerta de mi casa.

—Daisy Gabriela Rogers Méndez, ¿qué son estas horas de llegar?

¡Mierda, mi papá!



Regálame un lápiz | Los Intocables #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora