Capitulo 30

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~Dos días antes del secuestro~

Narra Roni

-Venga va Lala. Acompañame- le supliqué.

-Pero es que...- me dijo con una cara desanimada.

-Vamoooos- le dije poniendo mirada de cachorrito.

-Mm... Bueno vale- me dijo haciendo que yo comenzara a saltar de alegría.

Resulta que había invitado a Scott al bar en donde nos conocimos pero no quería ir solo hasta allí, así que le propuse a mi amiga Leila que me acompañara y que de paso se tomara una copa.

~Dos horas despues~

-No viene- dije mientras me tomaba mi quinto chupito, la verdad es que se me estaba subiendo un poco a la cabeza.

-Deja ya de beber Roni, a este paso no podrás ni levantarte- me advirtió Leila, pero yo estaba tan deprimido de que Scott no hubiera venido que la verdad me daba un poco igual, así que continué.

Ya comenzaba a marearme un poco cuando de repente ví que por la puerta entraba mi adonis, pensé que tal vez eran los efectos del alcohol que me estaban afectando y estaba viendo visiones o algo por el estilo, pero cuando se acercó a mi y me saludó noté que en realidad no era una visión.

-Pensaba que ya no ibas a venir- le dije con sarcasmo y con una pizca de alegría que no pude ocultar y que al parecer él notó ya que me miró con una sonrisa de satisfacción.

-Perdona, es que me he encontrado con un pequeño problema por la calle y me he retrasado- dijo dándome un beso en la mejilla y haciendo que yo  me sorprendiera y me bebiera dos chupitos de golpe.

Estos fueron la gota que colmaron el vaso e hicieron que me comenzara a caer hacia atrás por culpa del mareo. Scott me agarró entre sus brazos y me atrajo hacia él para que no me golpeara contra el suelo.

-¡Roni!- oí que grito Leila mientras venia hacia nosotros y se posicionaba a nuestro lado- Te había dicho que no bebieras tanto- me regañó.

-No te preocupes- le dijo Scott mientras me alzaba entre sus brazos y me cogía estilo princesa- yo lo llevo a casa, tu puedes irte tranquila.

Leila lo miró a los ojos con un poco de desconfianza, pero de alguna manera creo que pudo ver que no tenia malas intenciones, así que se despidió de mi y se fué hacia casa.

Scott me iba cargando por la calle atrayendo las miradas de las pocas personas que por ahí pasaban. Noté que no íbamos por el camino que dirigía a mi casa.

-¿A donde vamos?- le pregunté todavía mareado por el alcohol.

-A mi casa, no estas en condiciones de quedarte solo- me explicó con una sonrisa y una mirada que en ese momento no supe identificar.

Un rato después ya estábamos en su casa, la verdad es que era bastante espaciosa y al parecer vivía solo, me condujo hasta el sofá, en el cual me recostó.

-Te voy a traer un poco de agua para que te la tomes- me dijo dirigiéndose a la cocina.

Al momento volvió y cogí lo que me ofrecía, pero a causa de la borrachera no atinaba a bebermelo, así que rápidamente Scott cogió el baso y se lo bebió para al momento besarme y dármelo boca a boca para que pudiera tomármelo mejor. Cuando terminé de bebermelo se separó de mi y un poco de agua se escapaba por la comisura de nuestros labios. No pude resistirlo y me lancé besándolo apasionadamente correspondiendome él de inmediato. Nuestras lenguas comenzaron a hacer un baile apasionado y sincronizado que pronto fue controlado por Scott. Comencé a jugar con su pelo atrayéndolo hacia mi. Me alzó en el aire y yo enredé mis piernas alrededor de sus caderas mientras continuábamos besandonos. Nos dirigimos a su cuarto y me posó delicadamente sobre la cama posicionándose rápidamente sobre mi.

Mis Primas Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora