♡Capítulo 33♡

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Me desperté lentamente al siguiente día al sentir unas leves caricias en mi mejilla. Si por mí fuera, jamás hubiera despertado.

Sonreí anchamente al ver a mi lado al hombre al que amaba. Despertar con él era maravilloso.

Jamás me cansaría de ver su rostro.

Jamás.

—Buenos días dormilona—me dijo Justin sonriendo ampliamente.

—Buenos días—dije acariciando su mejilla.

—¿Qué tal dormiste?—me preguntó dando leves caricias en mi hombro.

—Muy bien—dije sonriendo—¿y tú?

—Pues excelente. En compañía de la mujer más hermosa—dijo mirando directamente a mis ojos. Sentí la sangre subir a mis mejillas.

—¿Te sientes mejor?—le pregunté cambiando de tema.

—Si—dijo desviando su vista al techo—me siento como nuevo.

—No sabes cuánto me alegro—le dije sonriendo—¿qué hora es?

—Eh—hizo una pausa para mirar el reloj de su velador—las nueve con diez minutos.

—¿Qué?—grité tomando una sábana para cubrir mi cuerpo mientras me levantaba.

—Hey, hey—Justin me detuvo tomándome del brazo—¿a dónde vas?

—Justin, debí haberme levantado hace una hora. Ya es muy tarde—le dije desesperada.

—¿Y qué tiene? Si mal no recuerdo, yo soy tu jefe y te ordeno que te quedes aquí, conmigo—dijo con una sonrisa muy grande. Esa sonrisa me había reconfortado bastante.

Le iba a responder pero no sabía qué decir. Él tenía toda la razón. Él era mi jefe y si me daba una orden yo debía cumplirla. Sonreí al pensar en eso.

—Eres imposible Justin—le dije sonriendo ampliamente.

—Vamos. Vuelve a la cama—dijo devolviéndome la sonrisa.

Después de haber estado prácticamente todo la mañana juntos, Justin me había ayudado en las tareas de la casa ya que se sentía mucho mejor.

Compartíamos una que otra sonrisa y conversábamos. De hecho también había uno que otro beso.

El día no pudo haber sido más perfecto. No quería que nunca acabara.

—Después de todo no es tan malhumorado el señor Justin—le dije a Justin bromeando mientras caminábamos a mi habitación.

—Hay muchas cosas que aún no conoces de mí, preciosa—dijo al llegar a la puerta de mi habitación. Sonrió tomándome delicadamente de la cintura para atraerme hacia él y depositar un tierno y dulce beso en mis labios—te diría que vayamos a mi habitación pero te dejaré descansar.

—Sí. Gracias—dije soltando una carcajada—y tu ve a hacer lo mismo, hicimos muchas cosas hoy. Debes estar cansado.

—Sí—sonrió—nos vemos mañana preciosa—dio un corto beso en mis labios para ahora sí abandonar la puerta de mi habitación.

Entré a mi habitación, me puse mi pijama y me recosté para descansar en mi cama.

¿Qué pasaría ahora? ¿Podría haber algo entre Justin y yo?

Quería creer que sí.

Ya ni siquiera me molestaba en negarlo, yo amaba a Justin con todo mí ser. Él aún no había dicho nada al respecto pero la forma en la que se comportaba me daba cierta esperanza.

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