♡Capítulo 36♡

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Salí de la casa con mis dos maletas en las manos. Estas eran de ruedas así que no me costaba llevarlas.

El día de mañana regresaría a la rutina de siempre.

Tendría que irme sola y me daba un poco de miedo ya que era de noche.

¿Y si me pasaba algo malo?
Bah. Tampoco debía exagerar, nada malo me sucedería.

Caminaba por la vereda esperando a que un taxi pasara para que pudiera llevarme. Al ver que no pasaba ninguno, seguí caminando.

Seguramente en algún momento pasaría alguno.

Quince minutos después seguía caminando por la vereda lentamente. Hasta que por fin sentí que un auto se detenía a mi lado. Lo miré pero no era un taxi.

—¿Por qué no subes y dejas de caminar?—dijo Justin desde la ventana del copiloto.

¿En serio se había tomado la molestia de venir por mí?

—¿Cómo sabías que estaba aquí?—le pregunté deteniendo mi caminata y acercándome al auto.

—No fue difícil seguirte—respondió Justin bajándose del auto.

—Pensé que no te vería hasta mañana—le dije simplemente.

—¿Por qué?—preguntó.

—Estabas muy enojado cuando llegaste a casa—le dije obvia.

—Ah, eso—dijo en cuanto estuvo frente a mí—solo pasé un mal rato.

—¿Fue por el beso que Alissa te dio?—le pregunté. Sabía que estaba sangrando por la herida.

—¿Cómo lo sabes?—preguntó sorprendido.

—Ella me lo dijo—Justin no dijo nada, solo guardó silencio.

—Vamos a tu casa—dijo ignorando mi afirmación anterior.

Vaya, vaya.

Tomó mis maletas y las colocó en el maletero de su auto. Luego regresó y me abrió la puerta del copiloto.

El camino estaba algo callado hasta que Justin habló.

—¿Estas enojada?—me preguntó. Íbamos casi a medio camino.

—¿Debería estarlo?—le respondí con otra pregunta.

—No lo sé—siguió manejando— perdón por ignorarte antes cuando llegue a la casa.

—No importa. De todos modos ya estoy acostumbrada a tu indiferencia—diablos. Eso sí que lo había dicho sin pensar. Estaba siendo demasiado dura con él—lo siento mucho. No era lo que quería decir.

—No lo sientas. Tienes razón—dijo sonando triste.

—No. No la tengo—le dije refutando—has cambiado y no mereces que te trate así.

—Merezco todo tu desprecio—dijo.

Basta Justin. Me dolían esas cosas.

—Justin, por favor—le dije en tono de súplica—no quiero seguir hablando de esto. No me gusta. Me duele.

—Está bien. Lo siento—dijo Justin.

Justin seguía manejando. Fuimos hablando durante el camino que faltaba. Pero sentía que algo andaba mal.

Al llegar, Justin estacionó su auto en las afueras de mi edificio.

—¿Es aquí?—preguntó Justin algo dudoso.

—Sip. Aquí es—respondí mirando por la ventanilla mientras me quitaba el cinturón de seguridad—¿podrías abrir el maletero?—le pedí.

—_______—dijo Justin en un suspiro—sé que estás enojada aún—dijo y decidí que era momento de decirle cual era mi molestia.

—¿Justin?—le pregunté ignorando su comentario anterior. Él me miró atentamente—¿qué somos?

Minuto de fuego. Ya había hecho la pregunta. No había marcha atrás.

—Amigos creo. ¿Por qué lo dices?

¿Lo había dicho en serio? ¿Amigos?

—Justin, hacemos cosas que no son de amigos—le dije algo dolida.

—Dime que no estás empezando a sentir algo, por favor. Sabes que no sirvo para estas cosas—dijo mirándome de una manera horrible.

—¿Qué cosas, Justin?—dije ya al borde de las lágrimas. Él suspiró cansado.

—Yo no soy así. No quiero sentir nada. Me gusta estar contigo, lo disfruto muchísimo. Pero quiero que se quede así—dijo y con eso bastó.

¿Todo había sido un juego?

Tenía unas inmensas ganas de llorar ahora mismo pero no se lo demostraría.

—Abre el maletero, por favor.

—____, no...

—Por favor Justin. Solo hazlo—dije y cuando lo hizo supe que todo había acabado. Yo no quería un juego y él no quería algo serio.

Me bajé del auto, tomé mis maletas y me acerqué a la ventana del copiloto

—Gracias por el viaje Justin. Ten cuidado al regresar.

¿Oyen eso?

Sí. Era mi corazón rompiéndose en mil pedazos.

Entré al edificio sin mirar atrás ya que las lágrimas ya habían empezado a caer. Mi cara se veía como una laguna.

No podía creerlo. Aquello que había tenido tanto había pasado hace unos minutos.

Llegué a mi departamento mientras las lágrimas seguían cayendo.

No podía evitarlo.

Tiré las maletas y caí en el suelo para seguir llorando. Había un sobre debajo de mí, pero realmente no me importaba en estos momentos.

Necesitaba a alguien ahora mismo. Necesitaba a Chris.

Tomé mi celular y lo llamé.

— ¿_____?—contestó algo extrañado ya que era un poco tarde—¿te pasa algo?—dijo ya sonando preocupado. Me estaba costando no sollozar.

—¿Podrías venir a mi departamento, por favor?—dije sollozando. Estaba haciendo un esfuerzo gigante para regular mi voz.

—Sí. Si claro. En unos minutos estoy ahí—dijo y pude oír como tomaba las llaves de su auto. Su brazo ya estaba completamente curado, así que ya podía conducir como lo solía hacer.

Me sentía destrozada. Nada había salido como esperaba. Había sido tan tonta al pensar que nosotros alguna vez podríamos estar juntos.

Que estupidez.

Tomé el sobre que estaba en el suelo y lo dejé en la mesa. La verdad nada me interesaba ahora mismo. Podría ver su contenido en la mañana.

Me senté en el pequeño sofá que estaba en mi pequeña sala. Subí las piernas a la altura de mi pecho y las abracé mientras escondía mi cara en ellas y seguía llorando.

Me dolía el corazón.

Y realmente no sabía que hacer.

No quería volver a ver a Justin Bieber nunca más en mi vida.

mi corazón :'c

xoxo.

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