♡Capítulo 23♡

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—¿Necesitas algo?—preguntó de mala manera.

—Tenemos que hablar—le dije. Así sin preguntarle. Casi ordenándole que teníamos que hablar.

—Tenemos, tenemos. Eso involucra a muchas personas, ______— ¿Por qué se comportaba así? Maldita sea—No sé si te diste cuenta pero me estoy vistiendo y no puedo hablar ahora mismo. Si gustas lo podemos hacer en un rato, o tal vez mañana—puso un rostro como si estuviera pensado en una respuesta—o mucho mejor, nunca— recalcó aquella última palabra.

Estaba bien. Todo estaba malditamente bien. Salí de la habitación sin mirar atrás y me quedé pensando.

Si él no quería hablar estaba bien para mí. No le iba a rogar para que lo hiciera. Ya estaba hasta la mierda de rogarle y tratar de solucionar los problemas.

Era la maldita última vez que lo buscaba, demonios.

No sé cómo pude siquiera pensar que podíamos ser amigos.

Que estúpida fui.

Todo, absolutamente todo se había acabado de desvanecer.

Continuaba pensando en eso mientras seguía recargada en la puerta cerrada de la habitación de Justin.

Cuando me dispuse a irme, la puerta se abrió. Estuve a punto de caerme, pero Justin me había sujetado fuertemente evitando que pasara.

—¿Sigues aquí?—dijo irónico. Maldito imbécil.

—Tranquilo, ya me iba—le dije dispuesta a salir de ahí lo más rápido posible, pero sujetó mi brazo suavemente evitando que me fuera.

—Está bien, si quieres hablar, hablaremos—dijo sin soltar mi brazo.

—No Justin. Quédate tranquilo. No quiero que pierdas tu valioso tiempo conmigo—le dije con una sonrisa falsa. No iba a suceder cuando él quisiera.

—Joder ____, no seamos infantiles, ¿sí?

El infantil hablando de infantiles. Vaya.

Suspiré rendida. Crucé mis brazos y entré a su cuarto rozando levemente sus hombros.

De verdad tenía ganas de hablar con él, pero ahora no sabía cómo empezar una plática. Si es que Justin empezaba con su arrogancia, lo dejaría y saldría de la habitación.

Me paré frente a él y agradecí mentalmente que se hubiera vestido. De otra manera, no hubiese podido hablar.

—¿De qué quieres hablar?—dijo mientras cerraba la puerta de su habitación.

—Sobre ti Justin. Hace menos de veinticuatro horas estabas siendo el mejor, y de pronto tu comportamiento cambió—le reclamé.

— ¿Qué comportamiento? siempre soy así—dijo sin mirarme a los ojos.

—No te hagas el tonto. Sabes perfectamente de lo que estoy hablando—le dije bufando.

— ¿A eso vienes? ¿A criticar mi comportamiento?—preguntó irónico.

—No, vine a descubrir porque saliste tan enojado de la habitación de Jazz. ¿Acaso estás enojado conmigo?—le dije suavemente. Aquí lo descubriría todo. Sí o sí.

—¿Por qué debería estar enojado contigo? Ya te lo dije, no tengo nada en contra tuya. Además ni siquiera eres importante para mí—dijo secamente.

—Vaya, gracias. Eso era todo lo que quería saber—le dije algo dolida.

Suspiré profundamente. Era un suspiro de decepción. Me di la vuelta y empecé a caminar hacia la puerta.

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