Luna tendrá que enfrentar varios sucesos al volver a ver nuevamente a los chicos, ahora ella tendrá que vivir en la mansión Sakamaki. Llegará como todas las novias de sacrificio: solas, indefensas, confundidas. Ellos no la reconocerán, por lo que la...
Todo empieza con un intercambio de miradas Con una sonrisa inexplicable que no recordabas No entiendes nada aunque sientes la conexión La emoción que manda el corazón y te regala alas...
POV_____LUNA____
—Sorellina, despierta —me llamó Dylan.
—5 minutos más, Fratello —le respondí con voz ronca.
—No, nada de que 5 minutos más, cuenta la leyenda que si esperas más tiempo, Reiji vendrá a echarte un balde de agua helada encima —bien eso me hizo reflexionar.
Me levanté de golpe, comencé a tallarme los ojos con cansancio.
—Jajaja, ¿no que no te parabas? —se burló Dylan.
—Muere —le dije de mala gana.
—Vamos, arréglate —me dijo mientras que con sus patas me jalaba del cabello.
—¡Sí, ya voy ya voy! —le grité y me soltó.
Rápidamente entré al baño, me quité la ropa, entré a la ducha y para mi sorpresa no había shampo, qué raro, ayer que me bañé juraría que el bote estaba casi lleno.
—¡Dylan! —le llamé.
—¡Dime! —me gritó desde el cuarto.
—¿No sabes qué le pasó a mi shampo? —pregunté.
—¡Ah, sí! Perdona es que ayer fui al mercado y te compré otro. Apuesto que te gustará más, este huele a fresas —me dijo.
—Bueno gracias y, ¿dónde está? —pregunté.
—Te lo dejé en el lavabo —me dijo.
Lo busqué y evidentemente ahí estaba. Lo tomé rápido para echarme en el cabello, efectivamente sí olía a fresas, hice lo demás que me faltaba para lavar mi cuerpo y cerré las llaves del agua. Seguidamente cepillé mis dientes. Me di una mirada al espejo, pude darme cuenta de unas marcas que Raito me había dejado, se veían mucho, demonios.
Salí del baño, me cambié rápidamente con...
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Cepillé mi cabello, me hice una coleta alta y ya acabé.
—Listo —dije.
Me dirigí a mis lobos quienes me miraban moviendo sus colitas, yo les acaricié un poco la cabeza a lo que ellos se pegaron más a mi mano.
—Hay que irnos, Dylan —le dije.
—Sí —respondió.
—Jacob, Franckie. Quédense aquí, amores, regreso en un rato para darles de comer, pórtense bien no hagan maldades, ¿sí? —ellos sólo corrieron a acostarse en mi cama, eso significaba un sí.
