Capítulo 55: angel of the city

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Con tanto fuego en el alma, que el cielo y las estrellas la reclaman...


...


Y ahí estaban, la bella ciudad de Corfú.

El fresco viento mañanero golpeteaba su rostro, el aire olía a mar y a rica comida. Su apetito era voraz. Hacía un tiempo que habían llegado, ya unas camionetas que los chicos habían rentado los estaban esperando en el aeropuerto privado y ahora iban por las calles de la ciudadela, donde lo único que Luna escuchaba eran voces de personas vendiendo o hablando, no el sonido de los autos o el bullicio de una ciudad como Tokio. Le hacía recordar a un pueblo mágico de México, con la diferencia de que todos en ese lugar eran seres sobrenaturales.

Le gustaba el ambiente: vampiros hablaban con brujas, lobos trabajaban con demonios. Ahí no había distinción por tu raza, todos se llevaban con todos. Luna siente el lindo ambiente, algo que en las ciudades grandes con seres sobrenaturales no existe. Como si les enseñaran a los niños desde pequeños, incluyéndola, que los demonios son lo más alto en la jerarquía y que casi nadie es digno de ellos. Ella era así, sus chicos eran así, pero se aseguró de criar a los lindos felinos y a sus lobos libres de los prejuicios.

Según le había dicho su tío Richter, el lugar donde se reunirían sería uno al otro lado de la isla, alejado de las personas. Era una especie de castillo al que la gente rumoreaba estaba abandonado y maldito, pero realmente era el punto de encuentro de muchos seres sobrenaturales en la tierra.

Llegaron al hotel, de inmediato los mininos entraron asombrados por lo hermoso que era, Luna baja y siente las miradas de mucha gente: habían llegado aproximadamente diez camionetas negras, de las cuales se habían bajado hombres guapos y muchos niños, además de una mujer de cabello blanco inmaculado. Era obvio que la gente mirara con curiosidad.

Afortunadamente estaba usando unos lentes negros cubriendo sus ojos blancos, sino la gente moriría de miedo. Eran seres sobrenaturales, pero el albinismo era algo poco común incluso para ellos, puesto que asociaban el blanco con ángeles así como los ángeles asociaban el negro con maldad. Y si había algo que ningún ser sobrenatural quería, eran ángeles, los veían como un mal presagio. Qué ironía.

—¡Mininos, no corran! —les grita ligeramente, pues ellos están lejos como para escucharla. Siente a *Mirio-kun tomar su mano con miedo, ella no ve las miradas de la gente y no siente la presión como el pequeño, el cual se sentía oprimido y temeroso. Simplemente aprieta con delicadeza la mano del pequeño para darle confianza.

—Los demonios dan miedo, princesa —lo escucha murmurar, aferrándose más a ella. Siente una punzada en el corazón, ella era un demonio.

Luna lo alza en sus brazos, quedando a la altura de ella.

—No temas, pequeño. ¿Recuerdas qué soy yo? —siente al pequeño león tensarse, Luna sabía que lo había olvidado— Les prometí protegerlos de todo, nada podría dañarte.

—¿Nadie? —ella casi muere de lo tierno que se escuchó, por lo que da un sonoro beso en la mejilla del más pequeño, haciéndolo reír.

—Primero tendrían que pasarme a mí, a los guapos de tus papás, a tu tío el gruñón, a tus hermanos los lobitos y a la tierra entera —responde. Siente al pequeño darle un besito, Luna se derrite aún más y besa paulatinamente la carita del felino, pronto escucha su risita llevarse todos sus temores.

—Carajo, quiero verla vestida de novia ya —habla Shin. Los chicos están observando a lo lejos a su prometida, están encargándose de completar su registro y de unas cuantas cosas más. Los lobos cuidaban que los niños no rompieran nada y Richter hablaba en privado con los príncipes blancos.

"Beast" ||Diabolik Lovers||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora