Prologo

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La pequeña niña se despierta asustada en la noche tormentosa.

Lleva una mano a su pecho intentando calmar los desembocados latidos de su corazón, aun escuchando el estruendoso ruido del  relámpago cayendo retumbar en su cabeza.

Aun con el miedo recorriendo un continuo vaivén en su cuerpo, voltea su mirada hacia el gigantesco ventanal que se encuentra en su habitación, analizando como las gotas de lluvia chocan con el cristal provocando aquel estridente sonido que la atormentaba cada noche lluviosa.

- Tommy... - murmura la pequeña con aquel rastro de temor en su voz - Tommy...

Su voz se quiebra al no escuchar respuesta de aquel niño que dormía en la otra esquina de su habitación. Su mirada queda absorta en el suelo con el ceño lleno de temor, ella no pensaba bajar de su cama, y menos después de haber escuchado todas esas historias sobre monstruos bajo esta que Tommy solía contarle para asustarla.

Ella busca entre sus cosas antes de dar con un oso de peluche que la acompañaba todas las noches, la pequeña sonríe al notar a su fiel compañero de sueño.

- lo siento señor Mickles - murmura aquella niña antes de darle un suave beso en la frente al animal de peluche.

Con un poco de fuerza la niña arroja el peluche dando justamente en la frente del niño. Él pequeño de 10 años emite un sonido de queja antes de abrir sus ojos lentamente y acabar por fruncir el ceño al notar la mirada de su pequeña hermana clavada en él.

- tú eres la niña más molesta que alguna vez he conocido jamás - reclama Tommy con la mirada clavada en su hermanita menor

- tengo miedo - dice la niña en murmuro, como si se tratase de un secreto

- Vee, solo es lluvia, no te hará daño - dice el niño con voz tranquila

- si es solo eso entonces porque suena tan feo - la niña hace un puchero que termina por hacer sus labios temblar conteniendo las lágrimas

- son truenos, por eso suenan de esa manera. No hay monstruos, no existen - dice el niño no muy convencido

Porque él lo sabe, sabe que en este mundo hay monstruos, sabe que ellos vienen cada 10 de Abril y tratan de llevárselo con ellos.

Aún recuerda aquel día en el que le pregunto a su madre sobre ellos, ella dijo que eran monstruos malignos de los que debía esconderse. Pero él no los veía como monstruos.

Los veía cómo demonios.

Él les temía, como todos los niños. En especial los que nunca volvían.

- ¿si voy contigo y te abrazo olvidaras la tonta idea de los monstruos? - pregunta el niño cansado. La pequeña asiente frenéticamente con la cabeza

Tommy camina hacia la cama con el oso en su costado. Se recuesta junto a su hermana de 8 años mientras la abraza y peina su cabello enredado.

Le canta una canción de cuna que da por rendida a su hermana menor. Él suspira con pesar, sabe que a esa edad fue la primera vez que tuvo que esconderse de los demonios. Como si los recuerdos volvieran a su mente, su ceño empieza a fruncirse con rapidez, de tan solo recordarlo siente terror.

Los golpes, los gritos, y lo peor de todo:

El llanto frenético de los niños y el adolorido de los padres. Como si les hubieran arrancado parte de su corazón.

- siempre voy a protegerte de ellos, Vee. Te lo prometo - dice él niño murmurando contra la cabeza de su dormida hermana.

Es triste saber que el tiempo se estaba acabando para ella, y era todavía peor pensar en que solo quedaban dos días para que fuera 10 de Abril.

Los verdaderos monstruos, esos que no se ocultan bajo tu cama, pero si en tus pesadillas.




¿qué tal están mis amados lectores?

aquí les traigo la nueva historia. fue duro debatirse entre las miles de historias que algún día publicare cual sería la afortunada de ser subida.

mi mente es como una maquina loca que nunca deja de trabajar, y esta ha sido la idea que me he dado a la tarea de llevar a acabo

espero la amen como yo amo escribirla

un beso y hasta la próxima

En lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora