Carta de Damian (Epílogo)

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Hola... lo cierto es que si estás leyendo esto es porque sabes que se avecina.

Porque sabes quién soy y que no soy.

Soy poco expresivo y carezco de la mera esencia de la comunicación, algo extraño puesto que siempre supe que tragarse todo ese orgullo sería mi fin.

Parece que a final de cuentas siempre hago cosas que me destruyen.

Si me has visto temer es porque me conoces, porque sabes mi voz y detectas el miedo en mi mirada sin que yo me lo proponga. Si me has visto caer es porque ya lo tenía planeado.

Me he reído, he sido sarcástico y he hecho de las mías. Conoces mi sonrisa. Pero todo es una burla.

Mi vida es una burla.

Como un títere al que le mecen las cuerdas desde arriba...

Lo siento, me desvíe del tema.

Pues aquí van las cosas.

La razón por la que estoy aquí haciendo lo que hice.

Me siento triste, molesto, pero más que nada, asustado.

Asustado de mi propia mente.

De los demonios que coexisten en mi cerebro.

Asustado de las alucinaciones y mi perspectiva grisácea, fría y profunda de ver el mundo.

Pero esto no solo se trata de mí.

Hola Claire.

Sé que piensas de mí, sé lo que haya afuera piensan de mí. Sé lo que has hecho. Cariño, ambos estamos en el mismo hoyo.

Recuerdo el día en el que Ane murió, todo fue tan mal y aun no comprendo por qué, su muerte me había dejado con una crisis mental. Te vi a ti y pensé que eras el ángel más grande del mundo por haberte quedado y ver a la parca tomar otro cuerpo. Y pensé tantas veces en como eras perfecta.

Todo en ti era perfecto.

Lo más bueno y especial.

Eras quien me sacaba de todo mi mal.

Pero mi mal se volvió en nuestra contra.

Podía verte, asecharte y nunca lo verías porque no veías lo que estaba a tu alrededor. Siempre veías por dentro e intuyendo.

Intuir es la clave de nuestro error.

¿Podías escucharme cuando gritaba por ayuda? No, ¿podías notar cómo se movía mi mundo? Claramente no, por esa y muchas razones más te necesitaba.

Eras todo lo que yo no era.

Eras tan pura y tan tú que te desee para mí.

Solo mía.

Brillando y sintiendo tu esencia solo para mí. Viviendo y muriendo por este desquiciado.

Entregando todo de ti. Tus ojos, tu sonrisa, tu sensualidad y tu existencia.

Como mi posesión más preciada.

Pero cometí un error contigo, Claire.

Todo en ti gritaba locura, ¿por qué lo hacía? ¿Por qué te veía en mí mismo bote?

Tu pureza fue una faceta, estabas lista para acabar con todos.

Pero tú no eres la razón principal de todo esto...

Volviendo a la noche del asesinato de Ane.

Mi querida Ane.

Claire, tú te interpusiste en lo que yo más deseaba. Morir.

En lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora