Capítulo 25

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Claire, diecinueve años, ???, año 306?


Es un peñasco no muy alto, de hecho, el camino no es largo. Pero entonces se siente infinito el saber que por fin lo logre.

Salí de este maldito bosque y encontré lo que busque.

Bajamos por la empinada con tranquilidad evitando caer o resbalar con las piedras, la simple idea de morir aquí me parece tan estúpida como alarmante razón por la cual me estremezco un poco.

Cuando toco la firmeza del suelo lejos de los frondosos árboles que me hicieron presa por meses puedo sentir un rayo de alivio envolverme con una rapidez que podría no ser real.

Realmente me aterra e esto solo sea un sueño.

Entonces todo se vuelve caminar, saber a dónde vamos nunca se sintió tan bien y por la sonrisa que Damian tiene sé que él siente lo mismo que yo. Tal vez estoy corriendo pero cuando llegamos a las puertas del pequeño pueblo de "Otcherdome" todo parece haber valido la pena. Josh restira sus prendas de soldado dejándolas de lado y volviendo a usar el viejo uniforme de la contención, tira las armas al suelo y eleva los brazos caminando por su cuenta.

- ¿A dónde vas? – pregunta Damian.

- Lejos, lejos de todos, donde no pueda ver en lo que me he convertido... en lo que nos hemos convertido.

>> Lejos de lo que somos que nunca debió ser.

Las palabras son fuertes, una de las últimas conversaciones serias que tuve con Karol termino en yo prometiéndole que cuando todo fuera lo que no es y seamos lo que no somos yo me quedaría a su lado.

No cumplí mi promesa.

Ahora ella está muerta y yo soy una asesina.

Es lo que no debió pasar.

Es lo que yo no debería ser.

No puedo evitar sentir el usual malestar en mi estómago, Josh se ha ido. No más ojitos, no más recuerdos... no más calor. No lo merezco.

Merezco frío, pesadillas y palabras falsas.

Pero ciertamente no aceptare eso, no cuando todo parece estar hecho a mi medida. Tengo al hombre que me tiene encaprichada solo para mí, tengo a quién me diga que soy su brillante angelito y tengo quién consuele mis recuerdos y pesadillas.

Y nadie va a quitármelo.

Y si lo intentan pues bien podrán conversar con Ane sobre lo que pasará, ella puede dar fe de mi deseo que nadie puede tocar. Y aunque sé que no es bueno sentirse de esa manera hacía alguien que no tiene la culpa de mi obsesión no me importa si realmente lo aprueba pues es mío... solo mío.

Me desea y me tiene... pero yo lo amo, lo amo muchísimo, tal vez hasta demasiado... y entonces aunque él llegué a un día no amarme ya no podrá irse de aquí.

Aunque a quién engaño, él me ama, me desea, me adora, haría cualquier cosa por mí y yo concedería cada uno de sus macabros deseos solo para que pueda pintar una de sus hermosas sonrisas para mí.

Empezamos a caminar por las calles del tranquilo pueblo, la gente que antes caminaba ahora corre a esconderse en sus casas, murmuran nuestra estadía, los niños son cargados y envueltos en abrazos... como si fuéramos a quitárselos. Rápidamente recuerdo que tenemos puestos los trajes de soldados; ellos deberían ser más inteligentes y darse cuenta que las mujeres no pueden ser soldados, pero supongo que el hecho de traer los trajes, un equipo de armas y a Damian, que resulta ser lo suficientemente intimidante, no debe dejarlos pensar claro, supongo que no los culpo.

En lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora