El impulso

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Los sentimientos no mueren; jamás lo hacen, tanto de este lado como del otro. Así como por decirlo, me asfixio, me ahogo, siento miedo.

Decir o expresar esto a los demás es innecesario.

Pero cuando atravesaba por mis ultimos momentos de vida, no hacía buen uso de mis sentidos, presentía lo peor, pero no me importaba que tan lejos podría llegar.

Antonela dijo entender cómo me sentía, en algo que yo me negaba aceptar.

Aquellos granos de rencor sembrados en mi alma comenzaron a crecer tan rápido que me convirtieron en algo que no quería ser, justo frente a ella...

No tenía que haber ido...

Pero ya desde el bar, lo había reflexionado, y tal como le dije a Nicole, tenía el presentimiento que no volvería ver a Antonela.

Estaba loco, pero no equivocado.

Momentos después de aquel escándalo fumaba un cigarrillo, para apagar los nervios,mientras caminaba pensativo sin rumbo por el parque San Martín; todavía temblaba pero de la bronca, algo de vergüenza, y con mucho resentimiento guardado

Odiaba ese hospital, más que nunca.

Caían unas gotas de mis ojos debido al recuerdo y mi sangre hervía.

Ahora solo quedaba una cosa por hacer, y era encontrar a Ivana y la única manera de saber algo era volviendo al hospital, aun después de haber provocado tal escándalo, no importaba si conseguía ayuda o no, podía averiguarlo por mi mismo.

Así entre a deambular por los pasillos mezclandome con las personas para que aquel policía no me reconociera.

Cuando estaba cerca de las salas de internación, una de las enfermeras me detuvo, era de baja estatura con el cabello rizado, de tez blanca y labios rojos como la sangre, llevaba en sus brazos una campera de lana rosada, y parecía que ya se retiraba.

-Buenos dias señor no es horario de visitas, no puede andar paseando por aqui.

-Perdón, es que busco a una chica llamada Ivana Ramírez, llegó hace tres días del barrio Alto Comedero, tiene 16 años...

La chica se quedó pensando unos segundos

-Solo quiero saber si esta aqui me urge saberlo- insistí

-Sí, estaba aquí, llegó la noche del jueves, pero...

Una voz, fuerte y chillona se posó tras de mí.

-¡Todavía seguís acá!

Nicol me sostuvo del brazo intentando sacarme de allí.

La otra enfermera miraba la escena con desconcierto.

-No quiero discutir ni pelear- dije

-Ya hiciste todo eso hace rato, ¿estas loco verdad? Antonela ya se fue y yo me tuve que quedar a curar las heridas que le hiciste a mi compañero....Elena, él es quien le pegó a Joaquín.

No quería entrar en un círculo de confusión, no me importaba en lo absoluto que relación habia entre ellas y mucho menos el hombre del que hablaban con el que tuve la pelea.

-Sólo volví a buscar...

-Sí,ya lo sé a esa chica

-Sí, por favor

-Cuando comenzaron a hablar Antonela dijo su nombre y yo recordé quien era, y sabes que será mejor que no te enteres, porque como te advirtió ella, lo mejor es que te apartes de todo esto.

Alma erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora