Historia de un alma y un escritor

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"Alma errante"

Presentación


Escribir, siempre ha sido uno de mis pasatiempos favoritos.

Y es la primera vez que hago una novela tan extensa.

Me siento muy entusiasmado pero quiero hacer un buen libro, imitando el estilo a mis escritores favoritos, es así que ya se volvió parte de mi rutina, sentarme frente a la computadora y realizar mi escape imaginario a otro mundo...con esta historia siendo escrita por mí, vivo en dos mundos de la que soy el dueño absoluto de uno.

Lo que me inspiró a escribirla fue durante el nacimiento de mi primer hijo, hace 6 meses, después que mi mujer Ana Paola Herrera trajo al mundo a la luz de mis ojos: Santiago.

Mi madre Antonela Sandoval como jefa de enfermeras, me permitió hacerle compañia a mi mujer y dormir si era necesario, mientras ella personalmente vigilará la salud de su nieto.

Me senté para tomarla de las manos, nos quedamos mirándonos más tiempo del que hablamos; observaba cómo de a poco debido al cansancio ella se dormía; nueve meses habíamos esperado, pero cuando Ana y yo nos conocimos, nació con una mirada durante una reunión de profesores en la escuela de Minas, yo daba clases de Historia y ella de literatura, enamorarnos fue una casualidad, y la vida nos dio un regalo, seremos todo para él; maestros, doctores, amigos, sus héroes... Con Santiago en sus inicios de la vida, siento que vuelvo a nacer, nunca en mi vida me había sentido tan emocionado; podría enseñarle tantas cosas, acompañarlo en el mundo, protegerlo en todo momento, ayudarlo hasta que se decida a luchar por sus sueños...pensaba y lloraba de la emoción.

Mi mente seguia imaginando, pero se olvidaba que mi cuerpo no había resistido haber estado todo el día despierto y de tanto entrecerrar mis ojos, dormí tan profundamente que nunca podría sospechar dónde me llevarían los sueños.

Así me dejó, donde junto con Ana y mi hijo estaríamos en el parque San Martin, en una tarde, quizas de algún domingo, tal vez un feriado. El día era bastante soleado, y había demasiada gente, todos los juegos y casi todos los asientos estaban ocupados, eran fuertes las risas de niños, vendedores ambulantes y música fiestera de algunos parlantes. Santiago ya estaba un poco más grande , dando sus primeros pasos, yo cuidando que no se tropezara y mi mujer no paraba de sacarnos fotos; todo ese momento grabado, y sabía que pasaría, sin dudas más que un sueño parecía una visión. Santi comía su algodon de azucar, en los brazos de Ana, y yo sacando otra de quizás miles de fotos con mi celular, cuando de pronto un joven, tal vez de la misma edad que yo, se acercaba hacia nosotros; parecía bastante ingenuo, vestía una campera vaquera celeste, algo llamativo quizás para el clima de aquel sueño, pantalón vaquero azul, y zapatillas deportivas blancas, este hombre guardaba las manos en sus bolsillos me miró de frente y se acercó a saludarnos de manera muy amistosa , me sorprendí cuando mi hijo lo abrazó como si lo conociera también y hasta jugaba con ese hombre extraño.

Extrañamente Ana tambien estaba igual, cuando le pregunté si sabía quién era, ella solo me miró y sonrió, frunciendo el seño.

Al acercarse a mí aquel hombre después de dejar a Santi con Ana, desapareció el parque y me encontraba jugando a los dados en silencio con él., que mantenia la cabeza gacha. Durante todo ese trayecto ninguno intercambio palabra,solo apuntaba los cubos en la mesa, sus ojos denotaban pesadumbre, y parecia cansado de ganar el juego ; siempre me ganaba, sostuvo los dados largo tiempo y luego solo los giraba entre sus manos.

De pronto me miró fijamente a los ojos, su rostro trigueño, boca fina y alargada y una frente ancha, habló con una voz aguda y fuerte, me sentí inmovilizado al instante:

Alma erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora