"El impulso" (parte final)

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  -En tus ojos estoy, cada vez que me vieron, cada vez que los correspondi, cada vez que me atraparon...de tus brazos dejo el calor, y con tus besos me disculpo por ser motivo de tu llanto...
No hacia más que soñar y pensé que todo era un sueño. La realidad es algo tan gigante que puede aplastarte. A veces pasa como un tren, sobre las vias del cinismo, no es algo que se puede mover con la voluntad, no siempre, todo marcha sobre las vias, el destino siempre termina siendo el mismo.
Antonela intentaba contenerse, tenia mil razones, y una carta sin responder, porque las mentiras la cambiaron, y envolvieron mi vida dejando mi mundo tan vacío sin ella, permaneció quieta, yo estaba por explotar mis sentimientos, ella sin tenerme miedo, sabiendo como era cuando me alteraba, me habló como a un amigo.
- solo te vi llorar cuando murió tu tío, y sé los difíciles momentos que pasaste, los pase junto a vos; pero no soy la indicada para estorbar tu camino. Te quiero lo suficiente como para desear tu felicidad, sé que nunca vas a cambiar, pero si lo conseguis me gustaria saber en un futuro de tu vida...Ahora todo es tan complicado, porque te llevaste mis mejores besos, me diste muchas sonrisas, te amé ciegamente, cuesta mucho alejarnos pero es mejor que continuemos por aparte. Se terminó...Trata de aceptarlo...por favor...
Se acercó lentamente hacia mí, que habia quebrado totalmente, mi cabeza se congeló por completo debido a sus palabras y no pude reaccionar por cuenta propia. Di un paso adelante y extendí la mano que Antonela sostendría con la suya.
-Santiago... no se cuanto me va costar olvidarte, nunca dejes de ser lo que fuiste conmigo, te mereces lo mejor...
El aire se debió llevar mi alma por un instante, se dice mucho sobre las palabras que matan o las palabras dicen tanto que matan.
Pronto todo se me oscurecia, me ahogaba en lagrimas, y ella todavia me tenia en sus manos, lo que más me asustaba, sucedia. En mis pulgares la rabia queria soltarse, y seguir con sus planes de venganza; hacia ellos, los que arrebataron mi vida. Pero era tan fuerte, lo que me sostenia que no me dejaria libre a voluntad.
Aún así, ni siquiera me había hecho cambiar de opinión, siendo ella la razón por quién lo haría todo.
Tenia ese presentimiento que no la volveria ver...y era cierto, se iban mis ultimos momentos junto a ella.
Los pensamientos apagaron mis palabras y aprete fuertemente su mano, observando su rostro por ultima vez, y me llevaria esa mirada suya hasta mi tumba.
Y no quise soltarla.
Nicole, se interpuso entre los dos, y decidió apartarla de mí,abrazándola, y cada paso que daban hacía temblar el suelo, la tierra se partia y Antonela se iba.
Ella escapaba, lentamente.
De un suspiro, de mis ojos caídos, y mi dignidad trapeando el piso, todo me daba igual.
-¡¡¡Antonela!!!, no me podes dejar por algo así, no merezco esto ni vos tampoco, todo se puede arreglar...
-¡¡Basta Santiago no insistas!!- parecieron hablar las dos al mismo tiempo
Queria hablar con ella hasta que se me secara la boca y se me caiga la ultima gota de sudor, Antonela mantuvo sus ojos cerrados y luego me miro con seriedad, mientras su amiga parecia gritarme, nunca la escuchaba, me concentraba solo en ella, en su rostro y su cuerpo, el más lindo que pude disfrutar, era el dia, el momento indicado, para que detras de esos ojos me diera cuenta de una vez algo que ya estaba dicho.
Todo habia terminado.
Y desde aquella mirada me senti tan insignificante como una partícula del aire, tan cerca y a la vez tan lejos, me negaba dejarla.
Alguien escucho los gritos,y corrió gritando el nombre de sus compañeras, y me vio el rostro loco y desesperado.
Era del hospital, usaba una campera de los paramédicos, me parecio haberlo visto antes, un tipo flaco, de cabello corto y bien afeitado. Abrazo a Antonela, y ella también lo hizo, entre lágrimas .
Él nunca debió aparecer, nunca debió haber existido, ni yo tampoco. En una confusa situación se acercó hacia mí queriendo reprocharme lo sucedido, y reaccioné tratando de golpearle a la cara, él la esquivo e hizo lo mismo y se abalanzó dándome puñetazos rápidos, era delgado y más alto que yo. Aproveche sus bajas defensas y lo tome de los brazos, lo tiré contra la pared y le pegué varias veces en la cara.
-¡¡¡Vos me robaste a mi novia maldito!!!¡decile la verdad!
El trataba de ocultar su rostro de mis puños. Pero Nicole, trataba de intervenir golpeando mi espalda, al girarme tambien me di cuenta que Antonela tambien ayudaba.
Me senti un mostruo frente a ella, y mori de verguenza, ya no tenia perdón.
Nicole fue a levantar a su compañero y entre tantas cosas mencionó que había sido un tonto y que cometía un error.
Todo era un error. Actuaba como un animal, sintiendose presa de los cazadores. Así se me iba el mundo, y concluia parte de mi vida.
El viento parecia ser tan fuerte que revolvia mi alma, no quedaba espacio, ni oportunidad, no se podia volver atras, y las palabras ya no me servian.
Al escuchar los gritos, un guardia se acercó a preguntar que pasaba.
Ninguno respondió, y tanto Antonela, Nicole y aquel hombre se miraban entre sí.
-Solo fueron discusiones, el señor tiene una mujer que espera dar a luz, ya nos retiramos...-dijo Antonela.
Aquel guardia se acercó a verificar la situación y antes que lo hiciera Nicole se llevó a su compañero, con llamados de una urgencia, eso debio acrecentar sus sospechas.
-Estoy seguro que no fue todo, ¿por qué no dicen la verdad?- Dijo el guardia de apellido Delgado, en la placa de su camisa, y su andar misterioso me parecio muy sospechoso. Su rostro era parecido al del guardia que habló con esa extraña mujer que habia estado la misma tarde que nos enteramos de la muerte de mi tío.
Podia estar seguro que habia sido él.
Se paró cerca de nosotros, y Antonela me tomó rápidamente por el brazo y me apartó de allí, fue lo último que hizo por mí.
-El señor esta a punto de ser padre y tiene que ir a sala de partos, con su permiso.-Dijo ella, y luego me indicó el lugar, alejándose de mí.
Volvi la mirada y el dia debia tener el color del infierno, ella se apartaba por aquel pasillo, tan perfecta hasta para las despedidas, se la llevaba el destino, algo con lo que yo jamás ganaría, y todo sucedia mientras el guardia me observaba.
Y allí escapé, a buscar la forma de darle sentido a mi vida.
Si no fue miedo lo que me hizo reaccionar, seguro fue cansancio, de seguir pensando, para evitar la tortura. Era demasiado y ya no podia soportarlo.
Allí terminó y comenzó mi relato. Un momento se acaba y comienza otro, lo normal para cualquiera, pero no si el mundo se cae.
El vino tibio, endurecio mi mente y del veneno que sobraba, el último que disfrutaria me disfrazó en el sueño una vida mejor, una donde cabia una minima posibilbilidad de volver a ser feliz, y despues de todo al final, terminaria jugando a los dados en una mesa con un desconocido, al cual le ganaria todas las apuestas a cambio de contar una historia, mía, y de las dos mujeres que más amaba.
Era extraño, porque una mujer mayor detras de la puerta me parecio tan familiar que pude apoyar mi mano sobre su hombro, y nunca vi su rostro pero podia pensar que se trataba de Antonela, pero quien me sostenía parecia ser una versión más madura de la que yo llevaba.
Nunca fui de pedir favores a cambio de algo, sabia que no cambiaria mi posición.
Desperté con resaca, transpirado y con la misma sensación de vacio en mi alma desordenada y mi mente perturbada.
Encendí la radio y las noticias enfocaban en las visperas del carnaval, el mal clima de tormentas y la busqueda de una pareja de prófugos de la justicia, nada relacionado con Daniel o con Horacio Sanchez, del lobo solo habian espectativas frente al puntero del torneo.
Salí a la calle y me asegure de que todavia continuaba vivo; despues de todo nadie puede morir por la resignación, tal vez sí, por la soledad.
Nunca me sentí tan triste como esa tarde, nunca el sol pegó tanto para hacerme saber que todavía estaba pisando la tierra con mis pies.
Tenia cosas por las que luchar y no me daria por vencido facilmente.
Las pesadillas, tanto como los sueños, lo bueno, lo malo...son solo un viaje sobre el tren del que hablaba, tarde o temprano se terminan.
Di vuelta la manzana, para pararme frente a la casa de Ivana, no me animaba tocar de nuevo y esperar respuesta de la señora, supongo que nunca pensó nada bueno de mí, y no le caeria bien mi visita, menos en un momento tan complicado y confuso para ella, no solo para ella sino tambien para mí. De Daniel y su parentezco, habia sacado mis propias conclusiones, que si le preguntaba le incomodarian , en absoluto, todo era un espiral de secretos y rencores dentro de los cuales yo volvi a encender la mecha.y hasta que se consuma del todo, siempre seria responsable.
La vida me hizo sentir culpable de todo, y era mi obligación quedar bien con ambas partes, se los debia, lo menos que podria hacer.
El dia todavia seguiria de largo, pero yo no tendria tiempo de pensar como rescatar a Ivana de la casa de Horacio sanchez. Lo unico que contaba era con un revolver que rogaba no hacer necesario.
Se trataba de matar o morir.
No era mala idea para prepararse a todo lo que tenia que pasar.  

Alma erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora