CAPÍTULO 4.

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Me separé de ella lentamente, dejando que aquellos ojos verdes me mirasen ansiosos. Notaba su respiración inestable chocar con la mía, y sus manos aún alrededor de mí. No quería decir nada, creía que era mejor callarse. Pero aún así lo dije.

-¿Por qué? -susurré. En ese momento no podía decir nada coherente, y el timbre estaba a punto de tocar.-

Lauren se alejó de mí y salió de la ducha en silencio. Me di cuenta de que seguía allí dentro, por lo que recogí mis cosas y salí de ahí. Voy directamente a lavarme la cara y las manos, y mientras me miro en el espejo, me doy cuenta de que tengo la cara como un tomate. Sigo mirándome mientras me lavo las manos, pero un movimiento se refleja y veo a Lauren colgándose la mochila, detrás de mí.

Me giro (no sin antes secarme las manos) y hago lo mismo que ella, y noto cómo el peso aumenta en mis hombros. Cuando voy a acercarme, ella ya se ha ido. Paso todo el trayecto en dirección a la clase sola, puesto que aún faltaban unos segundos para que tocase la campana y todos mis compañeros seguían en el gimnasio. Menos Lauren.

Al fin toca, y la veo a ella sentada en la escalera, como hice yo esta mañana. Se mira las manos, como nerviosa, y se acomoda el pelo lentamente.
Me acerco un poco y me siento a su lado. La situación era un poco incómoda, pues ella había sido mi primer beso. Sin siquiera ser consciente de ello. Todo estaba sucediendo demasiado rápido, pero, de alguna forma, sentía que la conocía de antes.

-Ese era mi sitio. -río para intentar aliviar la tensión, pero ella no lo hace.- ¿Estás bien?.

No responde, sólo se gira para mirarme y sonríe de lado. No la conocía, sólo llevábamos unas horas juntas, y ya me había besado. No creo que todo el mundo haga eso alguien nuevo. Era demasiado, así que intenté olvidarlo. Aún sentía la adrenalina correr por mis venas y mi pulso latir como loco.

Sigue sin responder, por lo que decido darle un golpecito con el hombro. Tampoco.

-¿Es por lo de antes?. -le susurro, antes de que venga toda la clase.-

Ella entierra la cara en sus manos.

Hasta que la última Rosa muera. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora