CAPÍTULO 17.

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POV Lauren:

Me duele muchísimo la cabeza. Juraría que me he desmayado, probablemente por la transformación. Es dolorosa, y pocas veces consigo mantenerme consciente. Me llevo una mano a la cabeza y frunzo las cejas, e intento abrir los ojos, pero el dolor me puede.

-Joder... -me quejo por lo bajo-.

-¿Estás bien?.

Me asusto y consigo abrir los ojos, para ver de dónde procede esa voz familiar. Pero apenas puedo ver con claridad. Parpadeo varias veces.

-¿Camz?. -susurro, aliviada.-

Noto unos brazos aferrarse a mi, en un abrazo. Yo correspondo al abrazo, y consigo volver a ver bien. Me separo de ella para mirarla. Tiene ojeras, pero una gran sonrisa en su rostro. Está despeinada y pálida, pero aún así la encuentro perfecta.

-¿Cómo me has encontrado?.

-Más bien me encontrastes tú a mí -rió, nerviosa-.

-¿Que yo qué?

-Cuando eras un lobo, Lauren. -sonrió- Me has salvado la vida.

Entonces los recuerdos vienen a mi cabeza, y me recorre un escalofrío. Nos quedamos en silencio unos segundos, mirándonos.

-¿Por qué viniste al bosque, Camz?

Ella se encogió de hombros, aún sonriendo.

-¿Acaso no es obvio? -me soltó, mirándome a los ojos.-

-Pero es peligroso, Camila. Casi te matan.

-¿Y qué?

-¿Cómo que "y qué"?. Camila, escu...

-Lolo -me interrumpió-, cuando quieres a una persona, no te importa nada más que ella.

Sus palabras se clavaron en mi corazón, obligándome a preguntar.

-¿Y tú me quieres?.

La morena bajó la mirada ante la pregunta, diría que sus mejillas habrían recobrado color.

-Eh, yo... quiero decir... -respiró hondo-. No te conozco de hace mucho, pero... ¿creerías que si no lo hiciera habría venido a buscarte? -dijo, mirando la nieve que recubría el suelo.-

-Yo también te quiero. -dije, sabiendo que me había sonrojado-.

No pude más, y la besé en los labios, provocándole una sonrisa.

-Por cierto -dije cuando nos separamos- ¿y esta ropa?.

Camila soltó una carcajada y se puso una mano en la frente. Me encantaba su risa, y más aún hacerla reír.

-Digamos que... -rió de nuevo- cuando volviste a tu forma humana...

-Vale, no hace falta que sigas -reí con ella, y la abracé-.

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Palidecí de pronto. Debía de ser mediodía, y estábamos en mitad del bosque, sin que nadie lo supiera. Mis padres no estaban en casa desde hace días, por asuntos del trabajo. Pero mi hermano sí, y seguramente se estaba preguntando dónde estaba.

-Lolo -dijo, y sentí cosquillas en el estómago.- ¿Por qué te ocurre esto?.

-Es una maldición -le confesé, mirándola a los ojos-.

-¿De qué?.

-De pequeña, mis padres y yo fuimos a este bosque de excursión. Pero me alejé de ellos sin querer -hice una breve pausa-, y acabé perdida en mitad del bosque. No sabía volver, y dudo que me encontraran. Entonces apareció de la nada un enorme lobo de color negro -Camila me miraba, al parecer muy interesada en la historia-. Yo me asusté, como es obvio. Pero algo me hizo permanecer ahí, quieta, mirándolo a los ojos.

-¿Y qué pasó? -pregunta ladeando la cabeza-.

-Me habló, de alguna forma.

Camila se sorpendió, pero no me tomó de loca. O eso quería creer.

-¿Qué te dijo?.

-Algo así como... «Pronto cambiarás, sin quererlo. Y no podrás detenerlo hasta que te encuentres de nuevo».

Camila frunció el ceño, confundida.

-Una semana después me transformé.

-¿Eso significa que aún no te has encontrado?

-Puede ser.

-¿Pero controlas tus transformaciones?

Negué.

-Solían suceder con luna llena, pero durante muchos años desaparecieron -le confieso-. Hasta hace unas semanas.

-Espera... -hizo una pausa, intentando razonar- ¿Cuando nos conocimos?.

Asentí con la cabeza.

Hasta que la última Rosa muera. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora