Al regresar a su hogar, ambos jóvenes se ducharon y usaron nuevas vestiduras. Más adelante, desayunan hasta reposar en la sala, en donde Sunimaruh se encuentra sentada sobre el sofá y quien medita en las palabras de una amiga que ya no existe desde el momento en que manifestó su verdadera identidad demoníaca como Proserphine; tras haber revelado el pasado que seguía asechando al llamado príncipe del inframundo o simplemente el joven ordinario y misterioso que alguna vez conoció como Ikinaru. Anonadada ante lo dicho, inclina el rostro, mientras que comienza a cerrar los falanges de sus manos y agarra con fuerzas las orillas de su falda, hasta que el temblor en todo su cuerpo se vuelve más notable, por lo que Ikinaru, quien observa el repentino estado de su amiga, se aproxima a su encuentro y le cuestiona por su inquietante preocupación.
— ¿Qué te pasa? — preguntó Ikinaru — ¿Por qué estás temblando? — Sunimaruh, sorprendida ante la interrogante de Ikinaru, le responde de inmediato.
— Nada, es sólo que me estoy acordando de lo que sucedió anoche. Justo en el momento en que Proserphine me reveló mi verdadera identidad y tu supuesto origen como "príncipe del inframundo", cuyo detalle que jamás me mencionaste cuando por primera vez me dijiste quién realmente eras y tu propósito en el mundo de los mortales. — El joven, quien se muestra lamentado ante aquel incidente, inclina la espalda y coloca ambos brazos sobre sus rodillas, mientras que une las manos y entrelaza sus dedos.
— ¿Qué es lo que más te perturba sobre sus palabras? — La joven respira profundamente y piensa antes de darle la respuesta que merece saber.
— Es... tu identidad como futuro rey de las tinieblas y propósito por la cual todos te buscan con esmero y qué quieren lograr con eso.
— Sunimaruh, mi identidad y propósito no es lo que importan en este momento, sino lo que tú piensas con respecto a ello. — En ese preciso momento, la joven aguarda silencio por unos determinados segundos, sin embargo, el muchacho se toma la molestia de corromper tal silencio y aclarar el malentendido. — Por ahora, sólo te pido un favor y es que no quiero que me veas como una criatura al cual temer ni como un fugitivo al quien buscan. — Luego de haber escuchado aquellas palabras, desvía su mirada y le responde de manera cortante.
— Entiendo la razón en no querer decírmelo, lo que aún no comprendo es el por qué alguien más lo tuvo que decir por ti y crearme muchas irrefutables dudas durante un breve lapso de tiempo.
— Pero aun así, puedo decirte que aunque muchos me conozcan como el príncipe o fugitivo del inframundo, del cual yo provengo, quiero que sepas que aún tienes a alguien con quien contar. — Las coloraciones amoratada se reflejan sobre las mejillas de Sunimaruh, quien luego gira la cabeza con movimientos bruscos y le responde de manera entrecortada.
— Me alegra el saber que no estoy completamente sola, ya que yo también soy distinta a los demás, quiero decir, que ahora me conozco como un ser de la luz o ángel. De igual forma, no puedes dudar de nuestra amistad, porque yo te acepté cuando me confesaste tu verdadera identidad. — Las palabras de la joven conmueven el corazón de Ikinaru, quien suspira ante tal conformación y cierta aceptación mutua. Pero un ligero bostezo limita la conversación entre ambos, en el preciso instante en que Sunimaruh se levanta del sofá y se despide de la presencia de su amigo, por lo que el mismo no despega su mirada de ella, hasta que se desaparece por completo. Por otro lado, la joven, quien ahora yace recostada sobre la cama y encerrada en su habitación, no cesa en recordar las palabras dichas por Proserphine, quien al parecer aún no había muerto en su conciencia. « ¿Quién lo hubiera imaginado? » De todas formas, no tardó en dudar que durante todo su trayecto estuvo bajo la persistencia de que su vida corría peligro, a pesar de no haberlo esperado en la persona más cercana y confiable que pudo haber conocido en su solitaria existencia. — Al parecer, mi conciencia quiere jugar con mis instintos y encarcelarlos dentro de un laberinto repleto de rompecabezas. — Los enaltecidos ojos de la joven quedan perplejos hacia la pared de su habitación, hasta que la agotadora sensación del cansancio la invade y lentamente comienza a cerrar los párpados, hasta quedar profundamente dormida. En medio de su enajenada presencia durmiente, un inquietante y penetrable gemir perturba sus horas de sueño, de tal modo que logra en despertarla de un solo agite. En cuanto la joven vuelve a levantar los párpados de sus ojos con asombro, comienza a desfigurar las facciones del rostro, luego de contemplar con horror la presencia de una irreconocible pero despreciable esencia demoniaca, que ha venido a invadirla en medio de su reposo y quien se asemeja a un hombre que está sujetado sobre la textura de la pared. La joven, quien aun observa con esmero la temible e inesperada presencia del desconocido, muerde el labio inferior y aguarda el grito que resuena desde sus entrañas, mientras que el mismo la amenaza con su turbante mirada de asecho y pronuncia las primeras silabas que resuenan de su oscura cavidad bucal.
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ABERTURAS ENTRELAZADAS
FantasyLa historia gira en torno a Sunimaruh Sayako, cuya adolescente de quince años que carece emocionalmente, vive dentro del bosque de Aokigahara, el cual también es conocido como el ''Bosque Suicida'' o ''Mar de Árboles'' y está cerca del Monte Fuji, e...