Capítulo XIX ''El compromiso''

3 1 0
                                    


Temprano en la madrugada, la luz del sol calienta los techos y bordes de la morada de los jóvenes. Con su ojo ilumina las tinieblas que habitan en el interior de la arboleda y desde el interior del hogar, sus dorados cabellos penetran y alumbran las sombras de sus escombros. Su abrasador aliento sopla las transparentes cortinas, los cuales acarician los bordes del lugar que estén presentes y los destellos que caminan por encima de los escalones, van andando por los pasillos de la casa, hasta tocar la puerta y adentrarse a ella, para despertar y recibir la agraciada, radiante y angelical presencia del espíritu celeste que yace postrada sobre su cama y duerme en su reposo. Siendo estorbada en medio de su descanso por las caricias de la encantadora estrella del amanecer, que caen sobre sus párpados cerrados y cabello castaño, lentamente comienza a parpadear, mientras extiende un brazo hacia el extremo vacío de su cama y fuertemente agarra las sábanas y las echa a un lado. Levantandose de la cama, mira a su alrededor, por lo que se muestra extrañada ante la atmósfera que le rodea y del cual no presiente la presencia demoniaca de su amado. Al salir de su habitación, desciende por las escaleras y abriendo la puerta principal, sale de ella y recibe el aroma del ambiente forestal que mora al exterior de su hogar. Aquella yerba fresca y húmeda por debajo de sus pies, provocan el cosquilleo madrugador en la joven, quien comenzando a camina hacia delante, mira todo a su paso y con esmero busca al joven quien clavó en su dedo anular el pacto de amor entre ambos seres indiferentes. Desviando su rostro en ambas direcciones, no se percata de que delante de sus pies se encuentra una roca, el cual es responsable de su aproximado accidente. Sintiendo el sólido entre los dedos de sus pies, las piernas se cruzan y su cuerpo desciende sobre el frondoso y natural césped del bosque. El cuerpo de la joven queda recostada boca abajo, mientras siente las hojas que acarician sus facciones y la tierra se cuela sobre los poros de su piel. Al extender el rostro hacia arriba, observa a sus alrededores, hasta que su mirada queda atenta ante la siguiente imagen que se presenta delante de sus ojos. Al otro lado de la colina, se encuentra el muchacho que esta recostado sobre el césped, por lo que la joven comienza a gatear desde el extremo en donde se encuentra, hasta que sus piernas quedan firmes y corre tras la presencia del mismo. Al llegar, la joven se percata de que el muchacho se encuentra dormido y con los brazos cruzados, que están por detrás de su cabellera plateada. Ante lo visto, la joven se arrodilla ante la cautivadora presencia de su amado, mientras contempla aquellas perfectas y formadas facciones que lo caracterizan, incluyendo los delgados labios que están entre cerrados. Al estar tentada por su encanto durmiente y sin poder resistir sus propios impulsos, comienza a inclinar el rostro, mientras recoge un lado de su cabello con una mano y lo sostiene por detrás de su oído. Seguidamente, continua inclinado el rostro, mientras va cerrando los párpados de sus ojos lentamente, hasta colocar sus carnosos y suaves labios sobre los del muchacho durmiente, del cual crea una imagen viceversa del legendario cuento de la bella durmiente. En ese mismo lapso de tiempo, la joven despega sus labios del muchacho durmiente, pero luego refleja abiertamente los párpados de sus ojos y gran sorpresa se lleva al notar que el mismo ya había abierto sus ojos tras sentir el cálido paladar de sus labios con los suyos. Al estar pasmada por ver su desvelada presencia, se cubre la boca con sus manos y refleja el encarnecido pudor sobre sus mejillas, mientras sentía cómo la tierra la consumía hasta enterrarla de la vergüenza, todo por causa de su propia deshonra. Sin embargo, en lugar de esperar alguna respuesta de su amado, el mismo levanta su cuerpo sobre el césped, mientras va colocando su mano sobre la mejilla de la joven y acerca el rostro hacia la misma, hasta poder incrustar sobre sus labios un delicado, cariñoso y apasionado beso de amanecer. Lo que había parecido un momento embarazoso para la joven, se había tornado en un momento muy especial y único, algo que quizás no se volvería a repetir o quizás no se daría todos los días. Dominados por su propia locura, recuestan sus cuerpos y continúan uniendo y mordisqueando sus labios, hasta desgastarlos y arrebatarlos de su pasión. Aparte de eso, la joven muestra su acostumbrada timidez, mientras que el muchacho manifiesta desde lo más profundo de su ser un intenso sentir y placentero deleite. Plácidamente, el muchacho acaricia el cuello de la joven, mientras que la misma gime fuertemente y deja al descubierto los poros que se resaltan sobre la piel, hasta que se deja influenciar por sus deseos carnales; y sensualmente recorre la mano por cada rincón de su feminidad, hasta llegar sobre la camina de su pijama y comenzando a desabrochar los botones, una mano ágil y veloz lo detiene, del cual impide que continúe lo que está realizando contra su voluntad.

ABERTURAS  ENTRELAZADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora