Capítulo II "El sueño se hace realidad"

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Los próximos seis meses pasaron, luego del inesperado acontecimiento que la joven tuvo durante el recreo de un verano, además de las numerosas madrugadas del día. Por consiguiente, aparece el primer día laboral de la semana, el cual es un lunes, 15 de octubre de 2012, en la que Sunimaruh se endereza durante las primeras horas del día y da seguimiento a su acostumbrada vida rutinaria. Colocando sus pies sobre el tapiz en la entrada de su casa, asegura la cerradura de la puerta con llave y la esconde por debajo de la misma. Estando de camino para la escuela, en donde menos desearía en asistir diariamente, se topa con unas cuantas rocas en el medio, deteniéndose a sí misma para meditar en ellas.

« ''Ojalá yo fuera como ustedes, para así, convertirme en piedra de tropiezo para aquellos quienes me amargaron la vida, hasta el sol de hoy''. » Sunimaruh pisotea algunas de las rocas que se encuentran en medio del camino y continúa su paso. Apenas aproximando su andar hacia la escuela, se detiene en seguida al percatar un antecedente, el cual llamó su atención. Observa con detenimiento una gran multitud de féminas reunidas en frente de la escuela. Aquel alboroto despertó la curiosidad en Sunimaruh, por lo que se esmera en osar su merodeo, hasta notar la repentina presencia de su mejor amiga, mostrándose en frente de ella, mientras que la sorprende con una enorme y deslumbrante sonrisa dibujada en el rostro.

— ¡Suni–san! — exclamó Josephine. La joven se destaca con un notable brinco de pasmo, luego de recibir un saludo de su amiga, apenas comenzando las primeras horas del día en la escuela.

— ¡Qué susto! — exclamó Sunimaruh. — ¡Casi me espantas de tu saludo, ten más cuidado cuando me saludes! — Josephine muestra unas cuantas muecas con su boca, mientras refleja ciertos movimientos corporales, por lo que la confunde aún más su estado de ánimo. Chocando ambas manos, finaliza su espectáculo y se inclina, mostrando una fiel y sincera actitud de disculpa.

— Lo siento mucho, sólo quería animar tu día, ya que todo el tiempo te muestras muy decaída. — Sunimaruh se endereza el mango de su mochila y cierra los párpados, mientras expresa una leve mueca torcida en sus labios y los resuena con malicia.

— Eres tan infantil. — Ignorando las plegarias de su amiga, se abre paso, pero la misma se interpone ante su camino, manteniendo con firmeza la misma posición de remordimiento.

— Te lo suplico, por favor, acepta mis sinceras disculpas. — La joven, teniendo la mirada en dirección opuesta hacia Josephine, suelta un bocado de aire e inclina su rostro, por lo que después, endereza el cuerpo de su amiga y levanta el rostro de la misma; contemplando con claridad las diminutas pizcas de sollozo que tenía reflejadas en su enormes ojos castaños. Colocando el pulgar sobre las orillas de los ojos de su amiga, remueve las lágrimas y seguido, refleja en sí una extensa sonrisa dibujada en el rostro, por lo que su amiga comienza en aquietarse.

— No hay razón para disculparse, solo se tú. — Josephine endereza su cuerpo y se coloca a la altura de su amiga, mirándose entre ambas y sonriendo mutuamente. Regresando la mirada hacia la muchedumbre de chicas, le dirige la palabra a su amiga, comenzando en cuestionar por aquel inesperado suceso que está presente en frente de la escuela.

— Oye, ¿por casualidad no sabrás por qué razón hay una gran multitud de chicas que están reunidas en frente de la escuela? — Josephine voltea su mirada hacia el inesperado evento, mientras escucha las dudas de su amiga. — Es que desde el primer instante en que lo vi, me dio la impresión en saber lo que realmente está ocurriendo en aquella área en específico. — Teniendo la astucia ante el interesante suceso, cierra sus párpados y lentamente suspira, mientras le devuelve la mirada a Sunimaruh.

— No cabe la menor duda de que se trate de otro chico nuevo en la escuela. — Sunimaruh observa de reojo el incidente que se muestra en frente de ambas. — Posiblemente no te habrán orientado en la escuela sobre un dato muy interesante en la que tienes que saber desde ahora. — Desorientada ante la contestación de su amiga, exige una respuesta con entendimiento, siendo más claro y preciso a la hora de aclarar ciertas dudas que tenga en mente.

ABERTURAS  ENTRELAZADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora