Capítulo 23

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"Un día la tormenta conoció la calma. Polos opuestos, les llamaron desde entonces."

-Hola. -lo miré con una ceja en alto sin entender. -¿Qué haces aquí? -pregunté mientras me hacía a un lado, dándole el paso.

-Hola. -me miró con una media sonrisa. -necesitaba hablar contigo. -se sentó en el sillón mientras miraba sus manos.

Me senté junto a él mientras lo miraba. Era sábado, él Nicolás había salido a comprar sus wenas pizzas, no sé que hacía este weon aquí.

-Es sobre la Génesis. -me miró.

-¿Se pelearon? -dejé caer mi cabeza en el respaldo del sillón. No quería saber nada de ella, ni de su relación.

-No. -suspiró. -Ya no hablan, no se ven, ¿Se separaron por mi culpa? -preguntó mientras me miraba. -anoche me puse a pensar, y la culpa me llenó.

-No es por tú culpa Jaime. -me senté derecha mientras lo miraba. -la Génesis es así, siempre me remplaza por otra gente un tiempo y luego vuelve. -le sonreí un poco. -después de divertirse recuerda que tiene una "mejor amiga" -hice comillas con mis dedos. -no te preocupes, es así.

-¿Segura? -hizo una mueca.

-Sí, ahora quizá a sido peor, pero las cosas son así. -me subí de hombros. -no puedo obligarla a estar conmigo, seria estúpido.

-Me contó que a veces te extraña, no sabe a quién contarle sus cosas y que le de alguna clase de solución. -me miró algo serio.

-Es gracioso, siempre le pongo solución a sus problemas, pero Jamás me a ayudado a mí. -sonreí mirando el techo. -las cosas son así. -repetí mientras me subía de hombros.

-Llegué con sus wenas pirrzzas. -entró él Nico con una sonrisa, la cual se medio borró al ver al Jaime.

[...]

El día había sido tranquilo, él Nicolás se había mantenido medio serio, lo cual era preocupante.

-Hoy me iré a mi casa. -se levantó del sillón. -nos vemos mañana, supongo.

-¿Qué te pasa? -me levanté. -pensé que te ibas a quedar.

-Ya no puedo, recordé que tenía que hacer unas cosas. Nos vemos.

No me dejó ni decir patata y salió. Me dejé caer en el sillón sin entender que pasaba, que shosha.

Me quedé en el sillón pensando en mil cosas. En la Génesis, en él Nicolás, cómo habían cambiado las cosas. Todo era tan distinto, confuso y a veces solitario. Esperen, siempre fue solitario.

Caracolas.

Iban a ser las 12 y yo seguía dando vueltas por la pieza, me iba a dar un colapso de ansias.

Me asomé por la ventana, con esperanzas de ver al Nicolás, pero sólo veía su oscura pieza. Puta bida tete.

A ver, igual si paso una patita por acá, otra por allá, una salto mortal y llegó a su ventana, digo yo.

[...]

Abrí la puerta de su pieza en silencio, estaba todo oscurito. Me sorprendía que no me haya partido la cara con algún escalón o mueble. Si, mi salto mortal no funcionó y decidí entrar como las personas normales, sacando la llave que me habían pasado por alguna emergencia.

Achiné los ojos intentando poder ver mejor, él Nicolás estaba en su cama mirando la pared. Me tiré al piso para poder gatear, me acerqué mientras intentaba medir distancias.

Es lo más psicópata que he hecho, dioh míoh.

-¿Nico? -murmuré mientras gateaba.

-¿__? -escuché un murmuro por su parte. -estoy empezando a alucinar conchetumare.-susurró casi inaudible.

-Ojalá alucinaras. -toqué su brazo mientras me levantaba. Asustado se dio vuelta, mirándome.

-Qué estás haciendo acá conchetumare. -se sentó en la cama mientras prendía su lámpara.

-Ando jugando a los espías. -rodé los ojos mientras me sentaba junto a él. -no podía dormir, me faltaba mi Argentino. -lo miré.

Guardo silencio un par de segundos, cerró sus ojos y suspiró.

-Perdón, pero tengo que dormir. Hablamos mañana ¿Ya? -se recostó dándome la espalda.

Un nudo en la garganta se formó, no puedo creer que lloraría por algo tan insignificante.

-Perdón por molestar. -murmuré con la voz entre cortada mientras me levantaba. -nos vemos mañana.

Hice mi mayor esfuerzo por no llorar, no sabía ni el porqué sentía tantas ganas, la última vez que había sentido está presión, y este estúpido nudo fue cuando se murió la concha, perrita culia linda hermano.

Narra Nicolás:

Mi pecho se apretó al escuchar como su voz se entrecortaba. ¿De verdad la dejaría así? ¿De verdad voy a dejar ir así al esqueleto que me ha hecho reír como nunca estas semanas?

Sentí como la puerta se cerraba despacio, la presión en mi pecho se multiplicó como por mil, el corazón me saltaba de un lado a otro, un escalofrío recorrió mi espalda.

No puedo dejarla así.

No a ella.

Buenas decisiones (Nicolás y tú) [Terminada]Where stories live. Discover now