Buenas decisiones (Nicolás y tú) [Terminada]

Capítulo 25

"Cuándo no estás bien, los domingos por una extraña razón se vuelven más tristes."

Narra Nicoflen:

Era la oportunidad perfecta por la chucha, estuve a segundos de decirle cuánto me gustaba, ¿Y qué hace el weon? Se le chupa el hoyo.

Maricón po. 

Me voy a arrepentir desde ahora, porque sé que no volveré a sentir ese valor que sentía antes. Ya no me importa si me hubiese dicho cualquier wea, que me mandará a la cresta, pero me iba a quedar tranquilo sabiendo que ella sabía cuándo me gusta.

Pedazo de fleto.

Como día Domingo, la aburrición no faltaba, mañana teníamos U y ninguno de los dos tenía ganas.

—¿Qué hacía él Jaime aquí el otro día? —pregunté mientras miraba el techo.

Estábamos acostados en el piso, mirando la nada.

—Na, de la Génesis. Weas tontas. —se enderezó mientras me miraba. —hagamos algo, estoy aburrida.

Me senté junto a ella mientras me ordenaba el pelo.

—¿Qué podemos hacer un día domingo, a media tarde? —pregunté mientras me levantaba.

[....]

Le bajé el volumen a la tele mientras la miraba, me había mandado a comprar weas pa' comer, como Santo weon le hice caso, nos pusimos a ver series y se quedó raja sobre mi, como siempre.

La miré mientras le sacaba el pelo de la cara, como una mina como ella se pudo haber ganado tan rápido el corazón de este mongólico. Como era posible que fuese tan bonita, como era posible que me hiciera reír hasta que me doliera la wata, es que cómo.

Primera vez en mi vida que veía una mina tan bonita y no me daban ganas de culearmela, si no de hacerle nanai, darle besitos, y muchas weas mamonas que  no diré.

Esta mina me hace fleto, por la chucha.

Narra __:

El timbre sonó por toda la casa, despertándome. Me senté en la cama mientras miraba el piso, me sentía rara.

Me levanté sin tomarle mucha importancia, caminé por la casa hasta llegar a la puerta. La casa estaba en silencio, quizá donde se había metido el Nicolás.

Abrí la puerta mientras me intentaba peinar, la Génesis estaba frente a la puerta, con su ropa de siempre y una mochila colgando de sus hombros.

—Hola. —me saludó.

Me quedé en silencio mirándola con una ceja en alto, dos cosas. ¿Por qué no uso su llave? Y ¿Qué chucha hace acá?

—Sé que hace rato no me aparecía por acá. —jugó con su pelo. —venía a buscar un par de cosas.

Me corrí dejándole espacio para que pasara. Cerré la puerta mientras me apoyaba en esta, miré como subía la escalera hasta que desapareció por el pasillo.

Me senté en el sillón esperando a que bajara, no sabía que más hacer.

Me sentía tan rara, sentía como un vacío, no tenía ganas de nada, quería seguir durmiendo o recostarme mirando la nada.

—__. —sentí la voz de la Génesis detrás mía. Permanecí en mi lugar, sin moverme. —oye, sé que nos hemos distanciado. —se sentó junto a mi.

—¿Ya te vas? —murmuré. Ni ganas de hablar tenía.

Se quedó un par de segundos en silencio para después salir de la casa, me quedé sentada mirando el piso, el silencio se apoderó de la casa.

Hoy mi yo anda depresivo.

Narra Nicolás:

Cerré la puerta con la patita mientras dejaba las llaves en el mueble, la casa estaba en silencio. No te creo que esta floja culia siga durmiendo, iban a ser las cuatro.

—__. —hablé mientras subía las escaleras. —oye, despierta mierda, van a ser las cuatro. —me estiré junto a ella, estaba tapada hasta el cuello y me daba la esparrrda. —oe. —miré sobre su hombro.

Estaba en silencio mirando por la ventana, la miré un par de segundos intentando descifrar que miraba.

—Oye, ¿No te vas a levantar? —pregunté.

Me ignoró por completo, permaneció en la misma posición que antes.

Rodee la cama para poder quedar frente a ella, me agache mientras me apoyaba en su cama.

—¿Qué pasó? —la miré mientras acomodaba su pelo.

Me miró un par de segundos en silencio, sus pupila estaba dilatada a más no poder, respiraba despacio y de vez en cuando me analizaba.

—¿Qué pasó peque? —pregunté algo preocupado.

El zoronca me palpitaba rápido, me estaba empezando a poner nervioso verla tan tranquila.

Que wea hermano, desde cuando me preocupo tanto weon.

—¿Abrazame? —preguntó en un murmuro.

Mi pequeño carbón se destrozo al escuchar su voz.