Capítulo 38

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Abrí los ojos mientras intentaba enfocar la vista, el sol estaba a punto de llegar a mi cara. Me rasqué los ojos mientras soltaba un suspiro, pase mi brazo junto a mí; estaba vacío.

Me senté en la cama mientras miraba la pieza, la ropa del Nicolás estaba por el piso junto a la mía. Me levanté mientras tomaba su polera, estoy que me meo.

Me senté mientras me miraba en el espejo. Naturalmente las minas en las películas se ven terrible ricas al despertar después de una noche de pasión, yo parecía el tío cosa. Me arreglé el pelo con los dedos mientras escuchaba la pequeña hilera caer en el baño, liberando mi vejiga. Se sentía rico.

Caminé por la casa en búsqueda del Nicolás, dudo que haya salido en pelotas a la calle, aún que vive al lado. Bajé las escaleras para luego asomar mi cabeza por la puerta de la cocina, estaba en boxer haciendo unos panes. Caminé hasta él y me pegué a su espalda, recibiendo una pequeña risa de su parte y provocar que se diera vuelta.

—Buenos días. —sonrió para luego depositar un ligero beso sobre mis labios.

—Que bien se siente volver a eso. —murmuré para luego volver a besarlo.

Por su parte sonrió en medio de aquél beso, extrañaba esto.

—¿Qué haces? —pregunté mientras caminaba hasta la mesa.

—Desayuno. Aún que son las tres de la tarde. —habló mientras ponía un tazón frente a mí.

—Es más rico a esta hora. —subí mis hombros.

En cinco minutos estábamos devorando el su weno panes con chancho y un café.

—¿De verdad te ibas a alejar? —pregunté mientras me echaba un pedazo de pan a la boca.

Asintió con la cabeza mientras tomaba un poco de café.

—No quería que siguieras mal por mi culpa. —dejó el tazón sobre la mesa. —supongo que había asumido que la cagué rico. —sonrió. —pero ya no.

Sonreí de lado mientras lo miraba. —estúpido.

—Estúpida. —me sacó la lengua.

—Que maduro. —rodé los ojos. —quedé llena. —hablé mientras me apoyaba en el respaldo de la silla.

—¿Qué somos? —preguntó con total seriedad.

Lo miré mientras subía mis hombros.

—¿Me perdonaste? —preguntó.

—No weón, perdone a tu pene. —rodé los ojos mientras volvía a colocarme derecha.

—Entonces. —se levantó hasta llegar junto a mí. —Señorita __. ¿Quisiera volver a estar con este saco de wea? —me miró.

Sonreí mientras negaba con la cabeza. —Estúpido. —murmuré para luego unirnos en un tobesi.

[....]

—¡No me empuji tramposo culiao! —lo empuje con mi hombro. —maldito culiao, te odio.

—Gané conchetumare, soy terrible de weno. —habló mientras colocaba una pose de diva.

—Pura trampa loco. —tiré el control sobre la mesa para después tirarme sobre él. —¿Te vas a quedar? —lo miré. Nuestras caras estaban cerca gracias a que estaba sobre él.

—Tendría que pensarlo. —posicionó besos sobre mí cuello. —no sé. —besó mi hombro. —ya weno. —depositó pequeños besos sobre la comisura de mis labios.

—Y se hace de rogar la weona. —reí para luego recibir un beso de su parte.

Narra Nicolás:

La miré en total silencio, ella me miraba con esa pequeña sonrisa particular que tanto me cautivo. Aún no podía creer que estaba junto a ella, que la podía volver a tener conmigo y sobre todas las cosas, la había echo mía.

Sé que una relación no se debe llevar a base de la obsesión y sobre todo de la posesión, pero lo sentía así. Sentía que ahora tenía un pequeño pedazo de ella que la volvía mía. Con todas las minas que culie jamás había sentido algo así, tan bonito.

Definitivamente esta culia me cambio.

Buenas decisiones (Nicolás y tú) [Terminada]Where stories live. Discover now