Reencuentro. |1|

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"Amelia Victoire Baxton y Isaac Gregorius Baxton.
Amados padres, queridos amigos y grandiosos luchadores." 

Los ojos de la pelirroja se aguaron de manera casi inmediata en el momento en que reconoció las lápidas de sus progenitores, situadas a conciencia junto a las de sus amigos, los Potter.

Harry apareció fugazmente en el pensamiento de la joven, recordando las tantas historias que el tío Remus les había contado tanto a Aeryn, como al azabache. Y una sonrisa se hizo paso entre el mar salado que cubría las mejillas de la pelirroja, pensando que en menos de doce horas podría volver a verlo. A Harry y a sus otros dos amigos del alma. Por fin el cuarteto de oro volvería a estar completo.

Tras pasar un largo, e inolvidable, verano junto a Remus y los Weasley, decidió aprovechar el último día de vacaciones para hacerles una visita a sus padres. Para charlar, contarles lo divertidas que habían sido sus vacaciones y recordarles lo mucho que los extrañaba.

—Y entonces el plato de Ron estalló por los aires, salpicándole en la cara todo el pastel de riñones que la tía Molly había preparado; mientras los gemelos observaban la escena divertidos, a la par que huían de la tía, que amenazaba con castigarlos de por vida.— recordaba la historia como sí de ayer mismo se trataba, con una sonrisa iluminando su rostro, feliz por poder contarles tan divertida historia a mamá y a papá.

Después de una hora y poco más, Remus decidió que ya debían volver a la madriguera a descansar ya que mañana ambos deberían asistir a clase. Una, como estudiante y el otro, como profesor.

Aeryn obedeció de mala gana, deseando poder quedarse charlando un rato más. Y, después de haberse despedido de sus padres, tomó la mano de su padrino para segundos después aparecerse en el salón de la madriguera, donde Molly los esperaba impaciente.

—¡Gracias a Merlin que estáis a salvo! Un par de minutos más y hubiera reunido a la mismísima orden para ir en vuestra búsqueda.— Molly explicó mientras gesticulaba con los brazos y se aproximaba a Aeryn para envolverla en un caluroso abrazo mientras examinaba el cuerpo de la joven en busca de alguna herida, o vaya a saber qué.

—Estoy bien, tía Molly. Estamos bien. De hecho, fue culpa mía. Remus prácticamente tuvo que arrastrarme hasta aquí. Hacía demasiado tiempo que no hablaba con ellos... Lo necesitaba. Lo lamento.— se disculpó la pelirroja, avergonzada, bajo la triste mirada de Molly, que la miraba con lástima, recordando a sus fallecidos amigos. Molly negó con la cabeza y, dibujando una sonrisa, volvió a abrazar a la pequeña.

—Está bien. ¿Qué te parece sí me acompañas a la cocina y te sirvo un buen plato de sopa de aletas de rana? Así haces compañía a Fred. Se negó a cenar hasta que volvieras a casa.— comentó la señora Weasley mientras negaba con la cabeza ante la pesadez de uno de sus hijos.

—Eso suena genial, tía Molly.—
Aeryn no puedo evitar una sonrisa mientras seguía a la señora Weasley a la cocina.

Remus, por otra parte, decidió quedarse en el salón junto al señor Weasley charlando de sus asuntos.

Aeryn

–Hasta que decides aparecer. ¿Es que acaso no sabes el hambre que he pasado? Un par de minutos más y no lo cuento.– se quejó Fred, reprochándome la tardanza.

–Perdóname, Ronald.– me burlé de él, a lo que me respondió con una mirada asesina. Sabía que tarde o temprano iba a pagar por aquel comentario.

Me acerqué a él por la espalda y enrollé mis brazos alrededor de sus hombros para dedicarle un abrazo, a la par que depositaba un ligero beso en su mejilla en señal de disculpa.

–No te enfades, Freddie.–

Las mejillas de Fred tomaron el mismo color, o más intenso, que su cabello y sólo pudo hacer más que agachar la cabeza. Carraspeó su garganta y hundió la cuchara en su plato de sopa para así darle un buen sorbo.

Después de una agradable cena, a pesar del intento de Fred por que yo tomara unos caramelos explosivos, me dirigí hacia la habitación de Ginny, haciendo el menor ruido posible. Ginny y Hermione se encontraban durmiendo, y lo último que quería era despertarlas. No es como sí despertar a la menor de los Weasley era una buena idea.

Una vez me deshice de mi ropa de vestir, y me deslicé en mi pijama, me recosté en la cama vacía y, antes de quedarme totalmente dormida, me permití fantasear como sería este año en Hogwarts.

Aunque jamás podría haber imaginado lo que, tarde o temprano, iba a depararme el destino para éste nuevo año.



Bueno, hasta aquí el primer capítulo. Espero que os guste, y sí es así que comentéis vuestra opinión y tal. ☺️

Colors. |Draco Malfoy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora