Expreso a Hogwarts. |2|

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Aeryn

–Y es que no saben el revuelto que han causado últimamente estos pequeños patitos de goma en el Ministerio. ¿Harry, podrías ayudarme tú a descifrar su utilidad?–


Tío Arthur sostenía uno de esos patitos amarillos, examinándolo con gran curiosidad, mientras Harry lo observaba entre divertido y frustrado.


–Hey, Ryn. Te he guardado un sitio.– me llamó Fred, señalando el asiento libre entre él y su gemelo.


–Oh sí, Ryn. Ven y siéntate conmigo. Mua, mua.– Ron hizo ruidos extraños, burlándose de su hermano mayor.


Fred se volteó de manera inmediata, mientras metía su mano libre en uno de los bolsillos de sus pantalones. Cuando su mano se asomó nuevamente sobre la mesa, la sonrisa burlona de Ron se esfumó por completo, y una expresión de susto la sustituyó.


Fred se puso en pie sobre su silla, siendo observado por sus hermanos, Harry y Hermione.


—Señoritas– saludó haciendo una reverencia ante nosotros. –Caballeros.– hizo un gesto hacia los chicos. –En mis manos tengo uno de los sueños más peligrosos para la vida de mi hermano Ronald.– hizo una pausa aprovechando para echarle una sonrisa pícara. –Quizás las doncellas gusten abandonar la sala antes de que este sueño tan perturbador pueda causarles daño alguno.– dirigió su vista hacia mi, durante una milésima de segundo.


–Fred.. No serás-tú no serás capaz... ¿verdad?– Ron tartamudeó espantado, prácticamente horrorizado.


Y, con un toque de varita, el medallón que contenía el sueño de Ron fue abriéndose.


–Oh sí, Ronnie. Sigue así, por favor.. ¡No pares!- Se escuchó una voz un tanto familiar, aunque no había manera de reconocerla.


Todos los presentes estallamos en carcajadas, mientras Fred era perseguido por su hermano menor alrededor de la cocina.


En un rápido movimiento, el medallón voló de las manos de Fred hasta caer en las de George.


Ron trepó por encima de la mesa, intentando atrapar a su otro hermano, llevándose por delante todos los platos con el desayuno de todos y cada uno de nosotros.


–Más rápido Ron, más rápido. Hazmelo como tú solo sabes.–


–Como tú quieras, mi reina. Como desees, Mion..–


La voz de Ron, en el sueño, fue interrumpida por el sonido del choque entre la palma de la mano de Molly contra la nuca de Fred. El medallón salió disparado por la cocina, hasta chocarse contra la cafetera y hacerse añicos, dejándonos a todos con la intriga de saber de quién era la chica de los sueños de Ron.


Después de una ronda de castigos dirigidos hacia los gemelos. y hacia el pobre Ron, Arthur y Molly nos acompañaron hasta King's Cross para despedirnos y desearnos lo mejor para éste año.

Colors. |Draco Malfoy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora