Max parecía estar desesperado y sorprendido a la vez, como si no supiera qué era lo que tenía que hacer a continuación. Yo lo miraba desde el sofá del living mientras él caminaba de un lado hacia otro con una de sus manos sobre su frente, rascándola de vez en cuando o enredándola en su cabello.
- Tenemos que ir al pueblo, esto no es algo que yo pueda arreglarlo. No debería estar pasando.
- ¿Qué no debería de estar pasando? –pregunté confundida- Max, me estas preocupando.
- Necesito hablar con mis padres, con el consejo de fundadores... Ellos tienen que tener la respuesta a esto.
Mis ojos se abrieron más de lo normal ante su propuesta ¿Se había vuelto loco o qué? Los fundadores todavía me buscaban, si Max aparecía frente a ellos eso significaba que yo sería presa fácil de cazar. A mí no me interesaba que él necesitara hablar con sus padres o con toda su comunidad de alienígenas raros, yo solo quería saber qué era un Selt y porqué me estaban buscando.
- ¿Estás loco? –le espeté molesta- no me acercaré a tu comunidad de alienígenas dementes frikis que me quieren muerta para alimentar a una máquina que les da sentimientos reales.
Sus ojos me miraron enfurecidos. Su ceño se frunció y se detuvo frente a mí pero estando a un par de pasos de distancia. Su mandíbula se tensó y me miró como si ni él mismo se creyera lo que iba a decirme.
- Ellos no te harán daño –dijo sonando bastante seguro- tampoco dejaría que eso sucediera. No me lo perdonaría.
Exhale bruscamente y entrecerré mis ojos. Quise seguir llevándole la contraria, porque estaba segura de que a la más mínima posibilidad ellos me matarían, pero había algo más que me estaba preocupando, algo que Max estaba pasando por alto con mucha facilidad.
- ¿Quiénes son los Selt? ¿Por qué me están buscando?
Max murmuró algo y empuñó sus manos con tal fuerza que a los segundos después la ampolleta de la entrada, explotó en varios pedazos. ¡Maldición! ¡Odiaba que siempre llevara toda su ira contra las ampolletas! No alcanzaban a durar más de dos semanas sin que Max las hiciera estallar por cualquier cosa. Maldecí para mis adentros y me mordí el labio con fuerza, dedicándole una recriminadora mirada.
- Estoy esperando una respuesta... -insistí-
- Los Selt son nuestros enemigos –inhaló profundamente y luego pasó a sentarse frente a mí, sobre la pequeña mesa de café- ellos son mucho más poderosos que nosotros. No solo pueden leer tu mente, si no que pueden entrar a esta y comunicarse contigo. Son rápidos, muy rápidos y tienen una maldita habilidad que se las envidio de cojones –sus cejas se estrecharon- pueden perder su forma humana y convertirse en siluetas difusas. En donde lo único que logras ver son sus ojos rojos. Ellos dependen de Alma mucho más que nosotros.
- ¿Por qué nunca me hablaste de ellos? –pregunté en un susurro, casi sin ser consciente si lo había dicho en voz alta o no-
- Porque ellos no han aparecido en décadas.... –dijo mirándome fijamente, con ambas manos entrelazadas sobre sus piernas- Y eso es lo que no logro entender de todo esto. ¿Por qué aparecieron frente a ti? Tú no eres una Rogenes, no tienes los poderes que yo sí tengo.
Lo miré y lo miré y lo miré. Madre mía. No podía terminar de procesar la información que acababa de soltarme. Los Selt eran los que habían estado invadiendo mis pesadillas este último mes. Eran igual a como Max los estaba describiendo, pero ¿Cómo era posible que ellos me estuvieran buscando a mí? ¡No había ni pies ni cabeza en ello! Yo no era una Rogenes, no tenía poderes, excepto que.... Santa mierda ¿Ver tu futuro en los sueños significaba algún tipo de poder? Esta era la primera vez que una pesadilla se replicaba igual en la realidad, ¿Podría ser solo coincidencia? Creí saberlo todo en relación a mi novio y su comunidad alienígena, pero esto estaba totalmente fuera de mi comprensión humana.
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Los Warner #2: No confíes en nadie
ÜbernatürlichesAmanda creía estar fuera de peligro. Ahora que se había alejado de toda la comunidad Rogenes y de su pueblo natal, estaba segura de que todo había vuelto a la normalidad , pero estaba muy equivocada. Su vida había dejado de ser normal desde la apar...