Capítulo Dieciséis

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Solté una fuerte risa que incluso me llegué a doblar hacia adelante, sosteniendo mi estómago mientras reía más fuerte. Esta era la peor mentira que había escuchado en toda mi vida. ¿Qué yo era su próxima líder? ¡Joder! Carter tenía una imaginación que ya me gustaría tener a mí.

Divertida, negué reiteradamente con mi cabeza, sin poder parar de reír aunque ninguno de ellos lo hacía, al contrario, me miraban como si no me reconocieran y como si estuviera loca por estarme riendo por su broma, pero es que no sabía qué otra cosa más hacer. Definitivamente ya no podían decir nada más para sorprenderme, esto lo había superado todo.

- Oh por dios... -susurré exhausta de tanto reír. Llevé una de mis manos hasta mi rostro para quitar las pequeñas lagrimillas que habían caído por culpa de la risa- esto es demasiado.

Murmuré mientras retrocedía un par de pasos de ellos. Mi risa –esa risa burlesca y nerviosa- no parecía querer detenerse aunque los tres me miraban fijamente y de brazos cruzados. Ninguno siquiera movía algún musculo de su rostro en un intento de unirse a mi risa, al contrario, se veían muy molestos, casi ofendidos diría yo, por cómo me estaba comportando. Inhalé y exhalé teatralmente un par de veces, obligándome a dejar de reír.

- ¿Terminaste?

Preguntó Carter manteniéndose de brazos cruzados y alzando una ceja, mirándome seriamente. Yo asentí mordiéndome el labio inferior para oprimir una nueva carcajada.

- ¡Te lo dije! –exclamó Hans abriendo sus brazos y dejándolos caer con fuerza a sus costados- Te dije que era demasiado inmadura para esto. Debí de haberme unido al otro bando... -murmuró esto último-

- ¿Otro bando? –repetí confundida y frunciendo mi ceño-

- ¿Qué parte de lo que te dije anteriormente no entendiste?

Ahora fue Victoria la que se acercó a mí y me miró cabreada.

- Te necesitamos –insistió Carter- gran parte de Seos te necesita. Tú...

- Oh por favor ¿Quieren parar de decir esa tontería? –alcé mi voz ya molesta de que insistieran con lo mismo. Yo era una simple humana que terminaría muriendo como tal-

- No es una tontería. Tienes que tomar el mando.

- ¡No voy a tomar nada! –grité furiosa- soy humana ¿No lo ven? –pregunté sarcástica mientras me pellizcaba la piel para que notaran que sentía, que me dolía. No era como ellos- y mi familia también lo es, todas las generaciones lo somos.

- Y nadie está diciendo lo contrario –dije rápidamente Carter- claro que toda tu familia es humana, pero tu tatarabuela hizo una promesa y tú debes de cumplirla.

Mis ojos se abrieron más grandes ante la mención de mi tatarabuela, ¿Qué sabían ellos que yo no?

- ¿De qué estás hablando? –susurré desconcertada-

- En su juventud –empezó Victoria tomando el mando de la conversación- se enamoró de un Selt, claro que en un principio no lo sabía. Ya sabes que algunas reglas corren tanto para los Rogenes como para los Selt, y la principal es que nos mantengamos alejados de los humanos. Pero por esos años, y como suele suceder cada cierto tiempo, unos pocos desobedecen las reglas y se internan en su mundo, tú mundo –hizo énfasis en sus palabras al apuntarme- y da la casualidad que uno de esos Selt se enamoró de tu tatarabuela y ella quedó embarazada de tu bisabuelo, luego él tuvo a tu abuelo, siguió tu padre y finalmente viniste tú. La sangre negra ha corrido por generaciones en tu familia.

Los Warner #2: No confíes en nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora