Abro mis ojos desorientada. Miro alrededor lentamente y parpadeo un par de veces para acostumbrarme a la luz del lugar que reconozco de inmediato. ¿En qué momento terminé aquí? Frunzo el ceño y me paro más lenta de lo normal, tocándome un costado de mi abdomen donde siento un dolor terrible. Me inclino un poco hacia adelante y noto la puerta de la habitación abierta. Al otro lado lo veo a él, apoyado en el marco de la puerta, con sus brazos cruzados a la altura de su pecho, mirándome fijamente, como si me estuviera estudiando. Podría salir de la cama y lanzarme a sus brazos, pero algo dentro de mí me lo impide. No importa lo mucho que quiera abrazarlo, no importa lo cerca que estemos en este momento; ahora él es lo que menos puedo desear tener.
Hago una mueca de dolor cuando intento ponerme de pie, mi mano de inmediato pasa a tocarse nuevamente el abdomen, sé que estoy herida, pero también sé que no es nada comparado a lo que siento por dentro. Diego no está, y es por mi culpa. Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar el miedo en su mirada al saber que no lo iba a escoger a él, porque no importa lo mucho que quiera mentirme, jamás iba a dejar que algo le pasara a Max.
Dejo soltar un suspiro y cierro los ojos con fuerza para intentar contener mis emociones, no es tiempo de llorar ni de lamentarse, es tiempo de tomar venganza. De pronto siento un fuerte ardor en el costado de mi cuello, bajo mi oreja.
- Carter... –susurro para mí.
En cosa de segundos siento que alguien traspasa la puerta y llega hasta mi lado. Con tan solo ver sus manos apoyadas sobre mis rodillas sé quién es. Levanto el rostro y lo miro confusa.
- ¿Qué está pasando? –le pregunto al tiempo en que giro un poco más mi cuello para que vea la marca.
Siento sus dedos pasar por encima de esta, arrugo la frente y me muerdo el labio para evitar quejarme. El ardor se siente insoportable, casi de la misma manera de la herida que tengo en el abdomen. Cuento mentalmente cada segundo que pasa sin que Carter me dé una respuesta al respecto, dejándome sacar mis propias conclusiones.
- Se nos acaba el tiempo.
36 segundos se demoró en decirme algo. 36 segundos en los que pensó cómo decirme lo que realmente estaba pasando. Volteo a mirarlo y la expresión en sus ojos me confirma lo que había imaginado desde un principio. No importa lo que haga, Dominic no me dejará en paz hasta que cumpla mi palabra.
- ¿Cuánto nos queda?
- 15 días.
El pulso se me acelera. No puede quedarnos tan poco tiempo.
- ¿Por qué?
- Tuvo que haberse enterado de la muerte de los Selt que murieron, y del regreso de los Warner y el resto –suspira y me mira como si de verdad supiera lo que estoy sintiendo- sabes que nuestras razas ya no pueden coexistir. Somos nosotros o ellos. Ese es el pensamiento de mi padre.
- No tenía intención de hacerle ningún daño a ninguno de los de tu raza –me defiendo de inmediato ante sus palabras. Si alguno de ellos no me hubiese atacado primero, yo ni siquiera los hubiese tocado –murmuro entre dientes.
- Nuestra raza –repite mis palabras un tanto sarcástico- tú también formas parte de ella, no lo olvides –me corrige mirándome fijamente- Pilar era uno de los tantos Selt que no te quieren como su líder, así como ella vino por ti, otros también vendrán.
- ¿Cuánto más tengo que seguir aguantando? –pregunto entre dientes. El ardor de la marca, el dolor en mi abdomen y sus malditas palabras me están haciendo perder la poca paciencia que me queda- Yo voy a ser su líder, así vengan todos a tratar de impedírmelo. Yo seré la líder de Seos.
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Los Warner #2: No confíes en nadie
ParanormalAmanda creía estar fuera de peligro. Ahora que se había alejado de toda la comunidad Rogenes y de su pueblo natal, estaba segura de que todo había vuelto a la normalidad , pero estaba muy equivocada. Su vida había dejado de ser normal desde la apar...